DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Gasto deducible

Doña Burcelaga, mujer del campo, le dice a don Poseidón, su esposo: "Oiga, lléveme a Chalma, a pagar una manda que ofrecí". Llegan al famoso santuario, bajan del autobús y echan a caminar en dirección al templo. Doña Burcelaga notaba que toda la gente la miraba y se reía, pero como iba a cumplir su devoción no hizo caso. Al salir de la iglesia pregunta a su marido: "Oiga: ¿por qué la gente se me queda viendo y se ríe?". "¿Cómo por qué? -responde don Poseidón-. Trai usté las naguas atoradas en los calzones. Se le ve todo el nalgatorio". "¡Qué barbaridad! -exclama llena de azoro doña Burcelaga cubriéndose apresuradamente-. ¿Y por qué no me lo había usté dicho?". Contesta don Poseidón: "Yo creí que en eso consistía la manda"... Entra un sujeto en el bar del hotel y se planta en medio de la concurrencia. "A ver -pregunta desafiante-. ¿Hay aquí alguien que se crea muy gallo?". Un individuo se levanta, retador. "Sí, amigo - responde con tono de amenaza-. Yo me creo muy gallo. ¿Qué se le ofrece?". Responde el otro, ahora con delicada voz: "¿No sería tan amable de cantar a las 5 de la mañana, para despertarme?"... Doña Gorgolota buscó a su marido y no lo halló. Fue a la casa de la vecina de al lado a preguntarle si no lo había visto, y ¡oh sorpresa! ahí estaba el infiel en coloquio más que íntimo con la vecina. "¡Ah, mala amiga! -bufa doña Gorgolota en el paroxismo de su indignación-. ¡Lúbrica zorra, vulpeja inverecunda, raposa sin pudor!". Contesta muy sentida la vecina: "Ay, cómo eres mala, Gorgolota. Yo a ti siempre te presto la plancha"... Nalgarina Grandchichier, vedette de moda, le dice a una amiga: "El señor con el que salgo, y que paga mis cuentas, ya va a legalizar nuestra relación. "¿Se va a casar...

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