De política y cosas peores / Fiesta de tauromaquia

AutorCatón

Lord Feebledick regresó de la cacería de la zorra y encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en consorcio de fornicación con Wellh Ung, el encargado de la cría de faisanes. El mitrado marido esgrimió un rifle. "¡No dispare, milord! -clamó el mancebo poniéndose de pie-. ¡Deme una oportunidad!" "Está bien -accedió el gentleman, magnánimo-. Te daré una oportunidad. Balancéalos"... El maestro le dijo a Pepito: "Veo que tus tareas han mejorado". Explicó el chiquillo: "Es que mi papá anda de viaje"... Me alegró mucho saber que el próximo encuentro nacional de criadores de reses bravas tendrá lugar en Saltillo. Mi ciudad es dueña de una honda tradición taurina. El lidiador más grande que en la fiesta de toros ha existido es don Fermín Espinoza, Armillita, saltillense. A la bella y riesgosa suerte de capa que inventó le puso por nombre la saltillera, y él mismo fue llamado El Maestro de Saltillo. Criar toros de lidia es una bella locura. Quien se dedica a eso lo hace sólo por amor al arte. En este caso la manida frase cobra pleno sentido de verdad. Al ganadero no lo mueve el afán de lucro -nunca lo hay- ni de notoriedad, pues la fama es siempre para los toreros. Es el apego a la tradición, el orgullo de un linaje, el rico acervo de arte y folclor que acompaña a la torería lo que lleva a alguien a poner sus recursos y su vida al servicio de una fiesta que en nuestros tiempos es hostilizada por incomprendida. Sin embargo el lleno hasta las banderas en la Plaza México el domingo 31 de enero es seña clara, como dijo el sapiente Heriberto Murrieta, de que la fiesta nunca desaparecerá. Volviendo a los ganaderos, convocados ahora por Armando Guadiana Tijerina, no será esta la primera vez que se reúnen en Saltillo. Hace algunos años hablé ante ellos en mi ciudad por invitación de aquel inolvidable caballero que fue don Baldomero Garza. Antes había participado yo en un festejo de beneficencia en el cortijo de su ganadería, Garza Leal, en Pesquería, Nuevo León. Aficionado práctico muy poco práctico, salí al ruedo al lado de don Arnulfo Canales, él sí gran conocedor, y del extraordinario Eloy Cavazos. Con el diestro de...

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