De política y cosas peores( Felonía

La mujer y su marido peleaban todo el tiempo; su matrimonio se estaba yendo a pique. Propuso ella: "Quizá nuestro hogar se salvaría si tuviéramos un hijo". El hombre se sorprendió. "¡Pero si ya tenemos cuatro!" Aclaró ella: "Sí, pero yo digo uno tuyo"... Un oriental entró en el bar y le dijo al cantinero: "Quielo una culona". "Lo siento, señor -se molestó el de la taberna-. Aquí no manejamos ese giro". Replicó el otro: "Ah, entonces deme una Calta Blanca"... Doña Macalota le pidió a su esposo don Chinguetas que la llevara a cenar en un restorán de moda. Don Chinguetas vio los precios de la carne y luego le preguntó a su consorte: "Y ¿qué va a pedir mi regordeta esposa?"... Simpliciano, candoroso doncel, casó con Pirulina, muchacha sabidora. Al salir del templo donde la boda se celebró, Simpliciano observó que todos los hombres que estaban en el atrio, y aun los que se hallaban en la plaza de enfrente, lo apuntaban con el dedo y se reían a carcajadas, algunos oprimiéndose el vientre por lo fuerte de sus risotadas. Al ver eso Simpliciano le preguntó muy serio a su flamante mujercita: "Dime la verdad, Pirulina: ¿saben ellos de ti algo que yo ignoro?"... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, le dijo a la cocinera de la casa al tiempo que le entregaba una hoja de cuaderno: "Mi suegra viene a pasar unos días con nosotros, y ésta es la lista de sus platillos favoritos. Si le haces alguno de ellos mientras esté aquí inmediatamente quedarás despedida"... El gusanito exclamó con tono lujurioso: "¡Qué buena estás, mamacita!" En seguida oyó una vocecita que le dijo: "No seas imbécil. ¡Soy tu otro extremo!"... Dos amigas estaban en un bar de solteros. Dijo una: "Debo tener cuidado, pues el licor me abre la boca y luego digo cosas que no debo". Replicó la otra: "Pues yo debo tener aún más cuidado. A mí el licor me abre las piernas, y luego hago cosas que no debo"... Don Astasio llegó a su casa después de su jornada de ocho horas de trabajo como tenedor de libros. Colgó en una percha su saco, su sombrero y la bufanda que usaba aun en los días de calor canicular, y luego se encaminó a su alcoba a fin de reposar un poco su fatiga antes de la cena. Lo que en ese aposento contempló lo dejó frío...

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