DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Sin entender

AutorCatón

Don Cornamuso llegó inesperadamente a su casa y al abrir el clóset de la recámara para colgar su saco vio ahí a un individuo. Hecho una furia le preguntó a su esposa: "¿Qué significa esto, Mesalina?" "¡Ah! -se enojó ella a su vez-. ¡Tú tienes en el clóset tus palos de golf, tus cañas de pescar, tus raquetas y tu bola de boliche! ¿Y yo no puedo tener nada?"... Celiberia Sinvarón, madura señorita soltera, ofreció sus servicios de voluntaria en la cárcel para varones. Le preguntó el alcaide: "¿Qué servicio desea prestar?" Respondió Celiberia: "Me gustaría sustituir a las señoras que por cualquier motivo no pueden llegar a la visita conyugal"... Una mujer se presentó ante la Comisión de Derechos Humanos y le dijo a la comisionada: "Solicité un empleo, y la dueña del negocio empezó a hacerme todo tipo de preguntas sobre mi vida sexual. Me preguntó qué sé hacer para satisfacer a un hombre; cuáles posiciones conozco para hacer el amor; cuántas veces lo puedo hacer en una noche...". "¡Eso es intolerable! -prorrumpió la encargada con indignación feminista, que es la indignación más indignada que se puede hallar-. ¡Esas preguntas son ilegales! ¡Nadie tiene derecho a hacerle un interrogatorio semejante! Dígame: ¿qué clase de empleo solicitaba?" Respondió la quejosa: "De prostituta en una casa de mala nota"... Ya no entiendo lo que está sucediendo en el país. Y otras muchas cosas no entiendo. A veces tengo la impresión de que la vida es un concurso de enhebrar agujas al cual yo entré con las dos manos metidas en sendos guantes de box. Me siento inútil para captar algunas situaciones. Soy incapaz de resolver problemas. Se me hace nudo el hilo de las cosas; los aposentos de la existencia diaria se me vuelven un laberinto inextricable. Como dijo el poeta de Jerez: "A medida que vivo ignoro más las cosas; / no sé ni por qué encantan las hembras y las rosas". Sin embargo no me preocupo demasiado. Después de todo, ¿quién entiende la vida cabalmente? Si no la entendieron Sócrates, Platón y Aristóteles; si no la entendió San Agustín; si no la entendieron Bacon ni Pascal, Kant ni Descartes...

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