De política y cosas peores / Dos mil años

AutorCatón

Le dijo una leona a otra: "¡Caramba, qué ganas tengo de saber cómo lo hacen los rotarios!"... "¡Cuán ingrata es la gente! -se quejó la cigüeña con lamentoso acento-. Me llama 'el pájaro de los sustos', y yo lo único que hago es terminar lo que empezó un pajarito"... Alebardo y Esoíla se habían amado tiernamente en los días del esplendor de la hierba, quiero decir en su juventud. Su amor no cristalizó y luego la vida los separó por esas cosas extrañas que la vida tiene. Pasaron muchos años -pasar es lo mejor que los años saben hacer, aparte de sanar las heridas del alma-, y he aquí que aquellos antiguos enamorados murieron el mismo día, como si el destino finalmente los hubiera unido. Se encontraron en el Cielo. Exultantes de felicidad por verse reunidos, decidieron hacer lo que en la Tierra no pudieron: juntar sus vidas para siempre mediante el sacramento que muchas veces le quita al mundo una virgen, y con frecuencia le da un mártir: el matrimonio. Fueron con San Pedro y le comunicaron su intención. Después de rascarse la cabeza meditativamente el celestial portero les dijo: "Si quieren casarse deberán esperar mil años". Se volvió hacia el hombre y le preguntó: "¿Podrás aguantar la espera?" Respondió él: "Se me va a hacer larga". Exclamó con entusiasmo la mujer: "¡Mejor pa' mí! ¡Esperemos entonces!" Pasaron los mil años, y los enamorados regresaron ante el apóstol de las llaves. "Deberán esperar mil años más" -dictaminó Simón. Transcurrió ese milenio, y otra vez los enamorados volvieron con San Pedro. "Ahora sí pueden casarse" -decretó Cefas. Llamó a un sacerdote, y éste ofició el matrimonio. Al terminar la ceremonia nupcial preguntó el novio: "San Pedro: si algún día decidimos divorciarnos, ¿podremos hacerlo aquí en el Cielo?" Al oír eso el apóstol se enojó. Mesándose los escasos cabellos que le quedaban exclamó al mismo tiempo con desesperación: "¡Carajo! ¡Tuve que esperar 2 mil años a que llegara un cura al Cielo para poder casarlos! ¿Cuánto tendré que esperar a que llegue un abogado para que los divorcie?"... Era invierno, y Babalucas decidió ir a pescar en el hielo. Llevó consigo caña, anzuelo, carnada, su silla portátil y un...

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