De política y cosas peores / Disyuntiva

AutorCatón

Don Astasio llegó a su casa fatigado, como siempre, y como siempre halló a su esposa en la cama con un desconocido. Desconocido para don Astasio, digo, pues la señora daba trazas de conocer bien al sujeto, a juzgar por las expresiones con que se dirigía a él. Le decía: "Coshotas", "Negro santo" y "Papasote", expresiones a mi modo de ver plebeyas y chanflonas, pero que al parecer eran muy del agrado del sujeto, pues al oírlas arreciaba sus movimientos de émbolo o pistón. Cansado por la jornada de ocho horas de trabajo como tenedor de libros, don Astasio dejó escapar un suspiro pesaroso y luego fue a colgar su chapela, su saco y su bufanda en el perchero del corredor, tras de lo cual fue a buscar la libreta donde anotaba execraciones para enfrontar con ellas a su esposa cuando la hallaba en trance de fornicio. Al revisarla se dio cuenta, desolado, de que todas las había usado ya. En los días anteriores le había dicho a doña Facilisa todos los inris que recientemente había apuntado, a saber: ahuiani (así llamaban a las prostitutas nuestros antepasados aborígenes), bata di' a rato (término del hampa de la Capital), cuchufante, germana, hurgamandera (se usaba en los tiempos de la mal llamada Colonia), jamia, lumia, mirrué, piscapocha, quillotra, soleta, tocna y zorra. A falta de nuevos voquibles regresó a la alcoba y le dijo a su mujer la primera palabra que se le ocurrió: "¡Inconsútil!" Ella, que siempre había escuchado con indiferencia todos aquellos epítetos, se encrespó al oír esa palabra, pues ignoraba su significación. También la desconocía yo, pero la busqué en el diccionario. "Inconsútil" significa "sin costura". López Velarde emplea la palabra en uno de sus bellísimo poemas: "Hazme llorar, hermana, / y la piedad cristiana / de tu manto inconsútil / enjúgueme los llantos con que llore / el tiempo amargo de mi vida inútil...". He citado de memoria, y no sé entonces si he citado bien. Pero advierto que me he apartado del relato. Vuelvo a él. Doña Facilisa se oyó llamar así, y protestó indignada: "¿Por qué me ofendes en tan fea forma? Presentaré una denuncia en contra tuya por maltrato de género". "Tú también me ofendes" -replicó tímidamente don Astasio. "Sí -reconoció la esposa-, pero lo hago con hechos...

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