De política y cosas peores / Devaluación

El toro estaba de un lado de la cerca; la vaquita del otro. Ella puso en ejercicio todas sus artes de seducción vacuna, y el toro empezó a rebufar y a escarbar la tierra con patas y cuernos. Finalmente, incapaz ya de contener sus rijos, el animal saltó la cerca y quedó junto a la vaquita. "¡Caramba! -comentó ella con un mohín de coquetería-. ¡Se ve que traes deseo y pasión!" "Traía -gimió afligido el pobre toro-. Las dos cosas se me quedaron en la cerca"... El señor llamó al mesero Babalucas. "¡Oiga! -le reclamó-. ¡Hay varias monedas en mi sopa!" "Efectivamente, caballero -contestó el badulaque-. Usted me dijo ayer que no volvería al restaurante si no había cambio en la comida"... Capronio puso en el mostrador de la farmacia la mercancía que iba a pagar: 20 cajetillas de cigarros; ocho sixs de cerveza; dos botellas de ron, dos de tequila y dos de brandy, y cuatro docenas de condones. Le preguntó la encargada: "¿Alguna otra cosa, señor?" "Ah, sí -respondió Capronio-. Un chocolate. Es el único vicio que tengo"... Cierto petrolero texano se casó. Pocos días después buscó a un abogado especializado en divorcios. El letrado le preguntó: "¿Por qué quiere usted disolver el vínculo conyugal?" "No quiero disolver nada -contestó el rudo texano-. Lo que quiero es divorciarme". "Es lo mismo -aclaró el licenciado-. ¿Por qué se quiere usted divorciar?" Respondió el petrolero: "A veces mi mujer no quiere hacer el amor". Le indicó el abogado: "Su esposa es una mujer con derechos, no una esclava. Al casarse con ella no adquirió usted derechos de propiedad sobre su persona". "Ya lo sé -contestó el petrolero, hosco-. Pero creí que al menos tendría derechos de perforación"... Un pobre ciego iba por la calle con su perro. Al llegar a una esquina el can alzó la pata e hizo lo que no debía hacer en una de las piernas de su amo, cuyo pantalón quedó mojado. De una bolsa sacó el invidente un pedazo de pan y se lo ofreció el perro, que se alzó sobre las patas traseras para alcanzar el alimento. Una bondadosa dama felicitó al sujeto. "¡Qué gran corazón tiene usted, buen hombre! -le dijo conmovida-. Su perro le moja el pantalón, y usted, en vez de disgustarse, le ofrece un pedazo de pan". "No se equivoque, señora...

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