De política y cosas peores / Crece el escepticismo

Simpliciano conoció a una linda chica, y al punto se prendó de ella. Después de cortejarla brevemente le propuso matrimonio. Ella aceptó la solicitación, y ya comprometidos hicieron el amor. Al terminar el trance el cándido joven le preguntó a su dulcinea: "¿Cuántos hombres, Pirulina, has tenido antes que yo?" Respondió ella: "Cuatro". "Son pocos" -se tranquilizó el enceguecido enamorado. "Sí -confirmó ella-. La semana ha estado tranquilona". (¡Caón, y apenas era miércoles! Si la semana empieza el domingo eso significa que llevaba uno cada día. ¡Y se le hacían pocos a la descocada fémina!)... El padre Arsilio, bondadoso sacerdote, le dijo a Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo: "Hijo: el alcohol te está matando lentamente". "No se preocupe, padrecito -respondió el temulento-. No tengo ninguna prisa"... Increíble: un político se fue con un circo. Pero a los pocos días lo obligaron a devolverlo... Babalucas fue acusado de haberse robado una gallina, y se le sometió a un juicio oral. El juez les pidió a los presentes que se identificaran. Dijo uno: "Yo soy el fiscal acusador". Dijo otro: "Yo soy el defensor del acusado". Y dijo Babalucas: "Yo soy el que se robó la gallina"... Cebilia realmente era muy gorda. Tuvo un ménage trois con dos sujetos, y ninguno de los dos vio nunca al otro... El doctor Ken Hosanna, director del hospital, le preguntó a la guapa enfermera Florencilia: "¿Por qué dice usted que el joven paciente Pitorraudo ha tenido una considerable mejoría que se observa principalmente por las noches? Nada de eso está en el reporte médico". "No, doctor -admitió ella-. Pero está en mi diario"... Dos amigos se encontraron después de mucho tiempo de no verse. Le dijo uno al otro: "¡Qué mal te ves! Deberías casarte". Replicó el otro: "Estoy casado". Replicó el amigo: "Entonces deberías divorciarte"... La bella excursionista iba en su bicicleta de montaña, y en una vereda del bosque se topó con Bucolino, gallardo y fortachón ranchero, si bien algo escaso de mollera. Entabló conversación con él; una cosa condujo a otra, y a poco la muchacha y el mancebo estaban trenzados en besos ígneos y caricias urticantes. Le dijo ella acezando fuertemente: "¡Pídeme lo...

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