DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Compartir el café

AutorCatón

"Anoche dejé de ser virgen". Así le dijo Florimela a su mamá. "No me sorprende -replicó la señora-. Tarde o temprano eso tenía que suceder. Espero que al menos haya sido una experiencia agradable". Respondió Florimela: "Con los primeros cuatro sí lo fue. Con los demás la cosa ya se volvió aburrida"... Decía Afrodisio Pitongo: "Mi novia es muy buena con los números. 90-60-90, para ser exactos"... Usurino Matatías era hombre avaro, cicatero. Tenía 20 años de casado, y el último vestido que le compró a su esposa fue el de novia. Harta ya de la mezquindad de su consorte una mañana la mujer se empiluchó -así se dice en Chile, país hermoso, para significar que alguien se encueró- y se le presentó desnuda a su marido, sin más atavío que sus viejos zapatos de tacón ancho y un bolso de chaquira que su señora abuela le regaló el día de sus desposorios. Le dijo al cutre: "No tengo nada qué ponerme. Así saldré a la calle". La vio distraídamente Matatías y le respondió. "Por lo menos dale una planchadita a ese vestido"... En tesitura diferente un joven marido se quejaba: "Antes de casarnos mi novia me decía que yo iba a llenar un gran vacío en su vida. Jamás imaginé que se refería al de su clóset"... Quien por azar lea hoy esta columnejilla cuya frivolidad contrasta grandemente con lo sombrío de la situación internacional y del País, observará que está muy bien escrita. ¿A qué se debe tan extraña circunstancia? ¡A que este día no escribí yo su parte principal! La escribió una lectora cuyas palabras pongo a continuación: "Estimado Armando: Soy una de tus cuatro lectoras, y si tengo el atrevimiento de llamarte Armando y de tutearte es porque te has convertido en parte de mi familia. Mi madre, llamada Angelina, es una señora de 80 años cuyo único entretenimiento es ver series de televisión, películas de terror que disfruta como si tuviera 15, y la distracción y juventud que una niña de 3 años, mi hija, le inyecta cada día. Mi mamá desayuna todos los días contigo. No puede perderse tus chistes pelados ni tus anécdotas, que le recuerdan su juventud en San Luis Potosí. Tampoco deja de leer la columna de junto, tu 'Mirador', ésa de 'el señor decente que sí sabe escribir bonito', como te dijeron una vez. Te doy las gracias por hacer que mi...

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