DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Apretarse el cinturón

AutorCatón

En la cena de aniversario Capronio se levantó de la silla que ocupaba al lado de su esposa, tomó el micrófono y dijo: "Quisiera expresar mi gratitud a la mujer que en estos 25 años me ha dado amor, apoyo, comprensión y, si me es permitido decirlo, un gran sexo en la cama". Hizo una pausa para dejar que se apagaran los murmullos y risas de la gente y añadió en seguida: "Desgraciadamente ella no está aquí"... Don Astasio llegó a su casa después de su jornada de ocho horas como tenedor de libros. Colgó en la percha su saco, su sombrero y la bufanda que usaba aun en los días de calor canicular y luego se encaminó a su alcoba a fin de reposar un poco su fatiga antes de la cena. Lo que vio en el aposento le impidió el descanso: su esposa Facilisa estaba en el lecho conyugal refocilándose con un desconocido. Desconocido para don Astasio, pues la señora daba trazas de conocer bien al sujeto, a juzgar por las expresiones con que se dirigía a él. Le decía "pechochón", "papashito" y "cochototas". El mitrado marido pensó que de seguro ninguno de esos tres vocablos aparecía en el diccionario de la Academia. Eso lo disgustó, pues era partidario de la corrección idiomática. Fue al chifonier donde guardaba una libreta en la cual solía anotar inris para decirlos a su mujer en tales ocasiones; volvió a la alcoba y le espetó el último que había registrado: "¡Herbolaria!" Ese adjetivo se aplica a las personas alocadas y ligeras. "¡Ay, Astasio! -replicó la señora-. ¿No puedo tener una distracción en medio de todos los problemas que hay en el país?"... Si hubiera un Concurso Internacional de Apretarse el Cinturón los mexicanos ganaríamos el primer premio. Años y años nos la hemos pasado apretándonos el cinturón. No recuerdo las primeras palabras que escuché al nacer, pero seguramente fueron: "Hay que apretarnos el cinturón". Esas mismas palabras, afirman los cronistas, las pronunció Acamapixtli, primer emperador de los aztecas, en su mensaje de toma de posesión. Ahora vuelve a sonar tan ominosa frase. El precio del dólar y el del barril...

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