DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Peña

AutorCatón

Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, y su cercana amiga Pomma D'Ossa, también señora linajuda, salieron de pecorea una mañana y entraron por casualidad en el Museo de Arte, pues llovía copiosamente y sus respectivos choferes no llegaban. Vieron la estatua en mármol de un desnudo Hércules Farnesio cuyo atributo varonil estaba oculto bajo una pequeña hoja parecida a las de acanto. "No me parece que la efigie se ajuste a la verdad -comentó doña Panoplia-. Por lo que he leído, ese hombre debería tener cubierta su parte con una hoja más grande. De higuera por lo menos". (O de higuerón quizá, si Hércules estaba en buen momento)... Por cierto, el día que don Sinople, marido de doña Panoplia, contrató al chofer antes mencionado le preguntó: ¿Cómo te llamas, joven?" "Toño, señor" -contestó con sencillez el muchacho. "Te estoy preguntando tu nombre completo -precisó don Sinople-. En mi casa llamamos por su apellido a quienes trabajan para nosotros. Dime, pues, tu nombre y apellido". Respondió el chofer: "Me llamo Antonio Amor". "Muy bien -continúa don Sinople-. Como te estaba diciendo, Toño..." ...Casó Simpliciano, muchacho ingenuo, cándido, simple, sencillo y candoroso. A los seis meses de su matrimonio un amigo le preguntó con pícara intención cómo le estaba yendo con su desposada. "Muy bien -dijo el babilón en tono de secreto-. Ya casi la estoy convenciendo de que me dé aquellito"... Don Hamponio, el malo de la esquina, se fugó de la prisión a donde lo habían llevado sus delitos. Esperó a que fuera de noche y luego se dirigió a su casa. Sigiloso, entró por una ventana trasera a fin de que no lo atisbaran los vecinos. Subió a la alcoba y ¿qué miró? A su mujer, celebrando el H. Ayuntamiento con un individuo. Vio la señora a su marido, y antes de que el cabro pudiera pronunciar palabra le dijo en tono de reproche: "Hamponio, cuando te escapes avísame antes, por favor, para esperarte"... Subió al autobús miss Peeny Senvy, feminista de las de antes. Un pasajero se dispuso a ponerse en pie. La anfisbena dijo para sí: "He aquí un macho que se dispone a tratar condescendientemente a una débil mujer". Y sujetando al tipo por los hombros lo obligó seguir sentado. El hombre, sin embargo, insistió en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR