De Política y Cosas Peores/ Crisis existencial

Esto de ser profeta es una joda. Y peor es si tus profecías se cumplen. Casi siempre los augurios son prenuncios de catástrofes, y cuando se realizan te invade la tristeza; andas melancólico y cogitabundo. Lo de melancólico pasa, pero lo de cogitabundo se oye feo y da lugar a malas interpretaciones. A nadie le gusta que la gente lo señale por la calle y diga sotto voce: "Mira: ése anda cogitabundo". ¿Quién va a pensar que "cogitabundo" quiere decir sencillamente "muy pensativo"? Todos te imaginan haciendo cosas que no se ven ni en el Playboy Channel. Yo una vez profeticé que a raíz de su derrota el PRI atravesaría por una grave crisis existencial. Cuando no existía, cuando no era un partido político, sino un apéndice del gobierno, jamás tuvo una crisis existencial. Todo era miel sobre hojuelas; su vida se deslizaba con calma y placidez. Las cosas cambiaron. Se demoraron en cambiar, pero cambiaron. Tarde o temprano llega Heráclito, el filósofo que afirmó que todo está en continuo cambio. La fuerza de las cosas obligó al PRI a cambiar, a convertirse en un verdadero partido, y además de oposición, lo cual lo obliga a ser más verdadero todavía. De ahí deriva la crisis existencial por la que pasa. Su dirigencia se conduce torpemente: eso de insistir en su demanda de impunidad como condición para ir junto al gobierno en sus reformas es cosa de gángsters o salteadores de caminos. Nada indica que el nuevo régimen haya desatado una cacería de brujas, o que las investigaciones sobre Pemex sean cosa del PAN contra del PRI o venganza personal del Presidente. Sabemos cómo se las gastan los políticos, sean del partido que fueren: todo lo politizan. Ningún movimiento hacen si no favorece su propósito o estorba el del rival. Pero delitos son delitos, y quienes los cometieron deben quedar sujetos a acción de la justicia independientemente de las...

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