Polémica: Señalan 'uso abusivo' de la palabra museo

Si algo queda claro en la encuesta diseñada por el equipo de REFORMA, cuyos resultados fueron publicados en esta Sección el lunes pasado, es el uso abusivo de la palabra "museo"; que será necesario redefinir muy pronto, ya no como un espacio dedicado a la conservación, la investigación y la difusión de objetos muy diversos entre sí, sino como una especie de lugar de entretenimiento, que pone por delante de sus tareas tradicionales la interacción con el público y el valor educativo de sus colecciones.

Independientemente de mis dudas respecto a la validez de la encuesta como instrumento de evaluación, tanto de las políticas públicas como de los programas bajo cuyos lineamientos operan los museos, antes que nada me parece necesario, para comprender los fenómenos que esta investigación intenta dilucidar, establecer una taxonomía de los museos, la cual debió reflejarse en los cuestionarios.

Es muy problemático poner en un mismo pie, digamos, al Museo de Cera y al Nacional de Antropología: el tipo de objetos que presentan estos recintos apelan a diferentes objetivos y sensaciones, diversos intereses, "culturas" distintas. Elegí un caso extremo, a pesar de que creo que pueden establecerse jerarquías más sutiles, incluso entre museos que, a priori, presentan objetos similares, aunque en condiciones diversas.

Por ejemplo, cómo poner en un mismo pie el Museo del Palacio de Bellas Artes, que no posee colecciones propias y ofrece exposiciones temporales de contenidos muy variados, y funciona como una Kunsthalle, con la "maquinaria pesada" del MUNAL, marcado por el peso de lo "nacional" de su nombre.

¿Cómo comparar "museos de sitio" como la Casa de León Trotsky o la de Frida Kahlo, lugares de peregrinación laicos y por definición estéticos, ya que buscan "representar" un momento histórico preciso, con el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, depositario -y este es el sentido que le dieron los murales de Siqueiros y O'Gorman que lo adornan- de toda una historia nacional?

¿Y por qué introducir aquí el Papalote, que no es, a mi modo de ver, un "museo" en el estricto sentido de la palabra, sino un "centro de entretenimiento didáctico" un poco más elevado en sus propósitos educativos que las "máquinas de provocar miedo" de Six Flags, equiparable sólo con su variante "para mayores de 21 años", el Universum? El uso aquí de la palabra "museo", en el caso de recintos que se proponen como tubos de probeta de una realidad externa, deforman el...

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