De política y cosas peores / Vida de juglar

AutorCatón

El galán le preguntó a su dulcinea: "¿Crees en el más allá?" Con inquietud respondió ella: "En el más allá ¿de dónde?"... Un vendedor le mostró una computadora a Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado. Le dijo: "Esta máquina le hará la mitad de su trabajo". Pidió el grandísimo haragán: "Entonces deme dos"... Doña Sarah Bernarda era mujer muy dada al dramatismo. Cierto día llegó con anticipación de un viaje y sorprendió a su esposo en el lecho conyugal en trance de fornicación adulterina con una damisela de pocos años y de muchas curvas. Echó mano la dramática señora a un revólver que en el cajón del buró guardaba su marido y se lo llevó a la sien. Clamó con voz patética: "¡Después de ver tu felonía no puedo ya vivir! ¡Voy a pegarme un tiro! ¡O dos, si puedo!" "¡No hagas eso, mujer! -le rogó con angustia el fementido-. ¡Tú vales mucho! ¡Si no renuncias a tu sueño podrás cambiar el mundo! ¡No eres una gallina: eres un águila! ¡En tu interior vive una triunfadora! ¡Levanta el vuelo y llegarás a la cumbre del éxito!" Le dijo todo eso porque acababa de leer un libro de superación personal. Replicó doña Bernarda sin quitarse la pistola de la sien: "¡De cualquier modo me quitaré la vida! Y no hables más. ¡Tú eres el siguiente!"... Afrodisio, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le pidió a su nueva pareja una acción lúbrica de carácter oral. Respondió ella: "Lo siento. Soy vegetariana". (No le entendí)... ¡Qué vida de juglar, maravillosa, la que llevo! Ayer estuve ahí, ahora estoy acá, y mañana estaré allá o acullá. Diosito bueno se hace de la vista gorda ante mis fallas, finge no ver mis incontables yerros y deja que caiga sobre mí la benéfica lluvia de sus dones. Me regala el camino, y me da también feliz posada. Su amor me llega a través de mi prójimo. La semana pasada, al terminar mi perorata en Mérida para los mayoristas nacionales de abarrotes, un gentilísimo señor de Parral me dijo estas palabras: "Todos los días le pido a Dios que no falte el pan en mi mesa y Catón en mis mañanas". ¿Cómo puede olvidar un escritor una frase así? Y en Toluca, este domingo que pasó, los generosos mexiquenses abarrotaron la...

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