DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Más respeto

AutorCatón

¿Por qué si el sexo entre dos seres que se aman es considerado algo sublime, el sexo entre 10 personas que sienten aprecio mutuo entre ellas se considera abominable? No tengo autoridad para contestar esa pregunta; supongo que la respuesta depende del tiempo y de las circunstancias. Si evocamos los usos de la Roma antigua, o las lucidas bacanales babilónicas, entenderemos que las costumbres cambian. Decir eso no es relativismo moral; es simple mención de los hechos. Lo cierto es que una noche iba por la calle Libidiano Pitonier, hombre proclive a la concupiscencia de la carne. Se lo topó un amigo que le preguntó: "¿A dónde vas?" "A una orgia" -respondió él. "Querrás decir 'orgía'" -acotó el amigo. "No -replicó Libidiano-. En el círculo al que yo pertenezco la orgía es con mujeres". (Entre paréntesis: se puede decir en las dos formas: "orgía" u "orgia", independientemente del sexo de los participantes)... El cubano Osvaldo Farrés hizo en Tres palabras la confesión de su secreto. Los norteamericanos Kalmar y Ruby escribieron una de las más lindas y chispeantes canciones de su país: Tres palabritas. Pues bien: tres ominosas palabras se están instaurando en México, tan lleno de palabras. Esas palabras son: "Sí, y qué". Pienso que ha surgido en las más altas esferas del gobierno -así se dice- una especie de desdén por la opinión de la ciudadanía. Son eco esas tres palabras de aquel "No te preocupes, Rosario" que Peña Nieto pronunció. El controvertido nombramiento del nuevo director del Instituto Mexicano de la Juventud refleja esa actitud de indiferencia ante lo que pueda opinar la gente acerca de la conducta de los políticos. El Presidente ha conseguido logros importantes que no deben ser opacados por una percepción de que hemos vuelto a los tiempos del autoritarismo, de la imposición absoluta de la voluntad estatal sobre los ciudadanos, cuya opinión se menosprecia y tiene en nada. Sugiero más cuidado a los gobernantes, y más respeto por la opinión pública, y por la publicada. Si mi desinteresada admonición no es atendida podrán venir efectos de los cuales -lo digo desde ahora- no me hago responsable... Don Ultimiano iba a pasar a mejor vida. En torno de su lecho se habían congregado su esposa y sus siete hijos, varones todos ellos. Seis eran...

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