DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Sin protestas

AutorCatón

La iglesia del Pastor Amaz Ingrace prohibía estrictamente el baile. Pensaba que era camino seguro a la condenación. (¿Se imaginan ustedes a Fred Astaire en el infierno?). Cierto día el reverendo se vio a solas con la organista del templo, y los dos entraron en ansias de erotismo. Le pidió ella arrebatadamente: "¡Hágame el amor, hermano!". Opuso el predicador: "El piso está muy duro, y frío". Insistió, vehemente, la mujer: "¡Así de pie!". "¡Oh no! -se alarmó él-. ¡Va a parecer que estamos bailando!... De peluche, si me es permitida esa expresión culterana, le salió al Presidente Peña Nieto la reforma energética. En modo que nos hizo evocar tiempos que creíamos ya pasados la voluntad presidencial se impuso, incontrastable, sobre todas las fuerzas vivas, las muertas ya pa'qué. La única novedad en el frente es que no hubo frente. ¿Qué se hizo Andrés Manuel? Los gigantes de la Oposición ¿qué se hicieron? ¿Qué fue del ingeniero Cárdenas; qué de los intelectuales de la izquierda y de tanta argumentación como trajeron? Las escasas voces que contra la reforma se elevaron, entre la propaganda oficialista se perdieron. Hay quienes estamos convencidos de que los cambios hechos eran necesarios. Pemex había tocado fondo en improductividad, ineficiencia administrativa y rampante corrupción. Peor no se podía ya estar. El estatismo en materia petrolera tenía aherrojado a México; había que romper las ataduras de la demagogia y el anacrónico nacionalismo. (Permítanme un momentito, por favor. Voy a apuntar eso de lo aherrojado y de las ataduras, etc., para usarlo en algún discurso sobre el tema. Gracias). Pues bien: aun a quienes estuvimos en favor de la reforma nos habría gustado ver alguna resistencia vigorosa a ella. Extrañamente no se presentó, y las apocalípticas admoniciones de quienes auguraban el derrumbe de la Nación a consecuencia de estos cambios resultaron ser a fin de cuentas el parto de los montes. Y con anestesia. La buena noticia, entonces, es que se hizo un cambio impostergable ya. Desde el Tratado de Libre Comercio no se veía en México una reforma de tan hondo calado. La mala nueva es que no hubo oposición firme y razonada a esa medida gubernamental. Toda protesta se diluyó en agua de borrajas. Y del...

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