De política y cosas peores / Plaza de almas

Esta mujer se llama Flor de Oro. Justifica solamente la mitad de su nombre: oro tiene de sobra -quiero decir dinero-, pero está lejos de ser como una flor. Es hija de Rafael Leónidas Trujillo, llamado El Benefactor, presidente de la República Dominicana, omnímodo dictador de su país y amigo personal de Hitler. Flor de Oro no es bella. Más bien es algo feíta, haciéndole la caridad del diminutivo. Veamos, en cambio, a este hombre. Su nombre es Porfirio Rubirosa. Es guapo, guapísimo, guapérrimo, si me es permitido tal superlativo. Cuando luce su uniforme de teniente del Ejército Dominicano parece un joven dios guerrero. A más de eso Rubirosa es diestro -y potente- en las artes del amor: sus proezas sexuales le darán fama internacional. Él no lo sabe todavía: en sus brazos caerán las mujeres más bellas y ricas del mundo, entre ellas, por mencionar sólo algunas, Joan Crawford, Ava Gardner, Rita Hayworth, Veronica Lake, Marilyn Monroe, Kim Novak y Eva Perón. (Las cito por riguroso orden alfabético). Se casará con Zsa-Zsa Gabor y Danielle Darrieux, artistas famosísimas de cine, y con Barbara Hutton, la mujer más adinerada de Estados Unidos. También será marido -por conveniencia, claro- de Flor de Oro Trujillo, su primera esposa. Pocos años va a durar su matrimonio con ella. Eso de despertar cada mañana y ver a su lado a esa mujer poco agraciada fue cosa que aquel Apolo no pudo soportar durante mucho tiempo. Buscó el divorció y fue a vivir a París. El dictador se enfureció, pero controló su enojo: tampoco él habría aguantado vivir con una mujer feíta. Transcurren cuatro o cinco años, y llega a la República Dominicana la fama de playboy de Rubirosa. Tiene un lujoso departamento cerca del Arco del Triunfo, y se ha pasado ya por donde mismo a las mujeres más hermosas del Viejo Continente (inédita expresión para nombrar a Europa). Sucedió por esos días que Trujillo, el déspota dominicano, llegó a París en viaje de placer. Lo primero que hizo fue buscar a su ex yerno para pedirle que le consiguiera a la mujer de más elevada posición en la ciudad. El dictador, de origen humildísimo, tiene ahora pujos de aristócrata. Rubirosa, tras reponerse del susto -pensó que El Benefactor lo...

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