DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Plaza de almas

AutorCatón

Es uno de mis filósofos predilectos, entre tantos filósofos predilectos que tengo, desde Parménides, el del oscuro poema luminoso, hasta don Abundio, el socarrón viejo del Potrero de Ábrego. Hombre de pensamiento fue, y hombre de acción, en rebeldía perpetua ante la mentira, mala hierba del mundo. No profesó ninguna religión, lo cual lo ayudó a ser profundamente religioso. Hay quienes viven dentro de una religión y no la viven. Otros, en cambio, viven religiosamente sin tener ninguna religión. De muchos he sabido que ayudaron a continuar la obra de Dios sin creer en Él. Y es que se puede ser ateo y ser bueno; lo difícil es ser bueno perteneciendo a una religión que dice que todos los que no profesan esa religión son malos. Él, desde su pensamiento de científico, intuyó lo sagrado en la vida del hombre, y lo manifestó en su obra, y más aún en su vida. No estuvo exenta esa vida de travieso humor. Ahí donde no hay humor y amor no hay plena vida. En su autobiografía relató que cuando se casó era virgen: jamás se había acostado con una mujer. La muchacha que escogió para su esposa era virgen también. Ninguno de los dos, entonces, tenía experiencia sobre las cosas de la sexualidad. A mayor abundamiento, ella pertenecía a la estricta sociedad de los cuáqueros, que miraban con sospecha, y aun con hostilidad, todo lo relacionado con el sexo. Lo mismo hacen muchas iglesias y sectas, que ven al cuerpo como algo deleznable y a la mujer como ocasión vitanda de pecado. Al comenzar la noche de bodas, el filósofo le expresó a su joven y bella esposa su deseo de hacer con la luz encendida lo que tenían que hacer. Ella se opuso con energía de cuáquera: sólo accedería a hacer... aquello si lo hacían en la oscuridad. Discutieron con calor sobre el asunto, tanto que su discusión se prolongó casi dos horas. Al final llegaron a un sabio punto medio: apagarían la luz eléctrica, pero encenderían una vela. Y narra el escritor en sus memorias: "Ni ella ni yo poseíamos experiencia previa. Tuvimos que vencer algunas dificultades causadas por nuestra inexperiencia, pero eso no convirtió nuestra primera noche...

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