De política y cosas peores / Mesa de diálogo

Óscar Flores Tapia era gobernador de Coahuila. Lo asediaba de continuo uno de esos llamados "periodiqueros", editor de cierto papelucho que aparecía de vez en cuando en una ciudad del norte del Estado. El hombre le presentaba una balumba de facturas por publicidad no solicitada. Flores Tapia lo despachaba siempre con cajas destempladas, pero el tenaz sujeto regresaba siempre con nuevas añadiduras a sus cobros. Cansado de aquel acoso interminable don Óscar le cerró al importuno la puerta de su despacho. Una y otra vez el tipo volvía a solicitar audiencia. Quería dialogar con el gobernador, le decía a su secretario. Empeño inútil: Flores Tapia ya no lo recibió. Entonces el individuo empezó a atacarlo en su infame papelorio. Lo tildaba con toda suerte de adjetivos denostosos; lo revestía de palabras ofensivas. Con eso le fue peor: los guardias de Palacio no lo dejaron pasar ya de la puerta de la calle. Al verse así tratado el tal sujeto acusó al gobernador de ser enemigo de la libertad de prensa, y tomó el tren a la Ciudad de México. Ahí obtuvo una entrevista -¡qué tiempos aquellos!- con el secretario de Gobernación, don Enrique Olivares. Le dijo que Flores, prepotente, se negaba a dialogar con él acerca de asuntos importantes del estado. El funcionario oyó con paciencia los alegatos, y luego lo despidió muy cortésmente. Le prometió que hablaría con el señor gobernador, quien de seguro lo recibiría para entablar el diálogo que solicitaba. Ufano, regresó a Saltillo el infatuado cagatintas. En efecto, Olivares tomó el teléfono y llamó a Flores. Eran los dos amigos cercanísimos, y además hermanos en la insigne y venerable Orden de la Masonería. "Oscarito -le dijo don Enrique-. Estuvo conmigo un periodista de Coahuila. Se queja de que no quieres dialogar con él acerca de temas de importancia para la entidad. ¿Por qué no lo recibes? Nada te cuesta hablar con ese hombre. Así te lo quitarás de encima". "Claro que lo recibiré, Enrique -contestó de buen grado Flores Tapia-, y dialogaré con él. Hazle saber que lo espero en mi oficina tal día y a tal hora". Se llegó la fecha...

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