De política y cosas peores / Mala intención

AutorCatón

"¿Cuál es la parte absolutamente insensible que se encuentra en el extremo inferior del atributo varonil del hombre? Es el hombre". Esta frase no es mía. La escribió miss Peni Senvy, feminista de la vieja guardia. Yo digo que exagera. Hay hombres sensibles, cultos, refinados, atentos, detallistas, educados. Y generalmente sus novios tienen también esas mismas cualidades. No todos los varones son como Capronio, sujeto incivil y desconsiderado que afirmaba que la mujer perfecta sería aquella que al terminar el acto del amor se convirtiera en un six de cerveza y una pizza. Pedestre, muy prosaica es su opinión, dicen algunos: mejor sería que la mujer se convirtiera en una copa de vino tinto y algunas lonchas de jamón serrano. Tampoco es cierta la versión según la cual el hombre actúa con egoísmo al hacer el amor, y que un minuto después de terminar el acto se echa a roncar. No generalicemos: hay algunos que se echan a roncar dos, y hasta tres minutos después. Lo que sucede es que el orgasmo, esa pequeña muerte que dijo alguien, produce en el varón una dulce fatiga que lo enerva y lo sume en una especie de sopor en el cual se siente reconciliado con todo el universo. Difícil es salir de ese nirvana para hacerle conversación a su pareja. Eso no es egoísmo: es naturaleza. Se me dirá que la mujer no actúa así. Concedo. Pero es que, como dice don Abundio el del Potrero, "no es lo mismo dar que recebir". Todo lo dicho sirve para evocar a don Geroncio, senescente señor que empleó la totalidad de sus reservas físicas, ahorradas durante mucho tiempo, en hacerle el amor a una frondosa dama amiga suya. Terminado el trance ella no se dio por mal servida, y le preguntó al añoso galán: "¿Cuándo lo hacemos otra vez?" Con feble voz respondió el exhausto caballero: "Tú dime el día y la hora, y yo te diré el mes y el año"... Felipe Calderón, que al parecer fue alguna vez Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, dijo a propósito de los pleitos internos del PAN -ya tan externos- que la ropa sucia ha de lavarse en casa. Tanta ropa sucísima...

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