De política y cosas peores / Maestros

AutorCatón

El ancianito le dijo a su esposa, vejuca como él: "¿Recuerdas, viejita, que al día siguiente de que nos casamos me dijiste que yo tenía muchos defectos, pero que tarde o temprano me ibas a cambiar?" Contestó ella: "Sí, lo recuerdo". Y dice el viejito: "Pues creo que llegó el momento de que me cambies: me acabo de hacer pipí en los pantalones"... En la pradera donde Babalucas tenía su granja hubo un tornado. Al día siguiente un vecino le preguntó: "¿Sufrió daños tu granero?" Responde el pavitonto: "No lo sé. Todavía no lo encuentro"... En el sexto año de primaria tuve un maestro como el de Corazón, Diario de un Niño, de Amicis. Se llamaba César González Carielo y era joven, muy joven; quizá ni siquiera llegaba a los 25 años. La Escuela Anexa a la Normal era una hermosa escuela. Ahí el hijo del gobernador convivía con el del albañil, y nada distinguía en el trato a uno del otro. Íbamos a clases a mañana y tarde. En nuestro salón, de amplias ventanas que daban al jardín, había luz de sol y de alegría. Reinaba un orden que no salía de ninguna orden, sino del cariño y respeto que nuestro maestro sentía por nosotros, y del respeto y cariño que nosotros sentíamos por nuestro profesor. ¡Cuántas cosas aprendimos de él! Aún puedo recitar de memoria, si me lo solicitan, el nombre de todos los ríos de Europa: Guadalquivir, Guadiana, Tajo, Duero, Ebro, Garona, Loira, Sena, Rhin, Elba, Vístula, Niemen, Oder... Lo malo es que nunca nadie me lo solicita. Ahí aprendí a cantar, en francés, La Marsellesa. Nos la enseñó don Pablo Herrera, que además de ser nuestro maestro de música era peluquero y francmasón. Ahí escuché por la primera vez el nombre de un loco muy cuerdo, soñador de realidades, realizador de sueños, que se llamaba don Quijote, y de un hombre muy cuerdo cuyo nombre era Sancho Panza, que terminó adquiriendo la alta locura de su señor. Estoy seguro de que todavía hay maestros y maestras como mi profesor César González. Él murió en plena juventud. Nuestro grupo fue el último al que dio...

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