De política y cosas peores / Impresiones

AutorCatón

¿Qué le dijo una pierna de mujer a la otra? "Entre las dos podemos hacer mucho dinero". (No le entendí)... Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Cada año los avicultores le piden que pase frente sus instalaciones, pues con sólo hacerlo congela toda la producción de pavos para la Navidad. Su hijito más pequeño se quejó un día con su papá: "Mi mami nunca me cuenta cuentos". "Qué raro -se extrañó don Frustracio-. A mí me cuenta dos todas las noches. Uno se llama 'Estoy en mis días', y el otro 'Me duele la cabeza'"... Se dice que en tiempos de la Guerra Fría quiso Gorbachev impresionar a Margaret Thatcher para hacerle temer el poderío militar de la URSS. A ese fin se comunicó con ella y le dijo: "Nuestras fábricas de condones son insuficientes para surtir a los millones de soldados que forman nuestro Ejército. Te pido entonces que nos vendas un millón de preservativos. Deberán ser de 12 pulgadas, que es la medida estándar del atributo viril de nuestros hombres". "No problem, Mike" -respondió The Iron Lady. Llamó a un fabricante inglés y le pidió: "Necesito que me haga usted un millón de condones de 12 pulgadas cada uno". "En una semana los tendremos, Your Grace" -ofreció el empresario. "Los preservativos -indicó la Thatcher- llevarán dos inscripciones. La primera dirá: 'Made in England'". Preguntó el fabricante: "¿Y la segunda?" Contestó Margaret: "La segunda deberá decir: 'Tamaño mediano'"... La atractiva, pero liviana esposa de un sujeto le dijo al mejor amigo de éste: "Siento por ti un gran atractivo". Él la tomó por los hombros y clavando en ella la mirada le preguntó: "¿Te gustaría que nos viéramos a escondidas en oscuros bares de las afueras, y que tuviéramos encuentros furtivos en sórdidos hoteles? ¿Te gustaría eso para nosotros?" La mujer se apenó al oír aquello. Bajó la cabeza, avergonzada, y respondió, contrita: "No. No me gustaría". "Bueno -dijo entonces el otro-. Era una simple sugerencia"... Bel Ami se enroló en la Legión Extranjera, y fue asignado a un puesto remoto en el desierto de África. No había mujeres en 20 leguas a la redonda. "Tranquilízate -le dijo uno de sus compañeros-. Dentro de seis meses nos darán un fin de semana libre. Entonces podremos tener sexo". Llegó por fin la ansiada...

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