De política y cosas peores / En democracia

AutorCatón

Un político de la época de la dominación priista se quejaba de lo difícil que es ahora hacer trampas en las elecciones. "En mis tiempos todo era legal". Y añadía, cogitabundo: "Esto de la democracia es algo muy latoso". En efecto, las nuevas leyes e instituciones electorales, fruto de la presión que los ciudadanos ejercieron sobre el partido dominante y los gobiernos emanados de él, hacen que hoy por hoy un fraude electoral sea prácticamente imposible. Los partidos no pueden ya influir en forma ilegal sobre el resultado de una elección, ni siquiera para favorecer al candidato opositor. Lo digo por aquellas tristemente famosas "concertacesiones" que en tiempos de Salinas dieron al PAN victorias electorales fincadas en la negociación, no en la voluntad de los ciudadanos. Por estos días se dice, en el caso de la elección de gobernador en Baja California, que las cosas ya están arregladas a favor del PAN, al que supuestamente el PRI cederá el triunfo a cambio del apoyo del partido blanquiazul al Pacto por México. Hay demasiados controles que imposibilitan una manipulación así. El próximo gobernador será el elegido por los bajacalifornianos. Personalmente me hago responsable de eso... Es muy recordada la ocasión en que don Languidio Pitocáido llegó a su casa, al término de un viaje, insignido por unas botas nuevas que se había comprado. Su esposa no advirtió el estreno, de modo que el senescente caballero se le presentó en peletier, vale decir nudo, corito, au naturel, llevando como única prenda aquellas botas. Ni por ésas se percató la mujer de lo que le presumía su marido. Le dijo éste, amoscado: "Observa la dirección en que apunta mi atributo de varón, y mira lo que me compré". "Ah, vaya "replicó, indiferente, la señora sin dar mayor aprecio al calzado de su cónyuge". La próxima vez cómprate un sombrero". Este señor don Languidio, desposeído ya de su élan erótico por causa de los años, debía realizar ímprobos esfuerzos para izar la grímpola de su masculinidad. Y no tenía la cachaza o autosuficiencia de aquel argentino que cuando estaba en ocasión carnal con una linda chica y sufría un inoportuno episodio de disfunción eréctil le decía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR