De política y cosas peores / Los cuentos

AutorCatón

La niñita le preguntó a su padre: "Papi: ¿todos los cuentos empiezan con las palabras 'Había una vez...'?" "No, hijita "respondió el señor". Hay unos que empiezan con las palabras: 'Hoy no: me duele la cabeza'; 'Hoy no: estoy en mis días', o 'Esta noche no: mañana debo ir a ver al médico'"... El papá de Pepito lo llevó al zoológico, y ante la jaula del tigre le habló de la ferocidad del animal. Dijo el niño: "No sé qué haría yo si el tigre escapara y te diera la muerte con sus colmillos y sus garras". El señor se conmovió. "Dime entonces "prosiguió Pepito" qué autobús debo tomar para volver a casa"... El doctor del pueblo fue a atender a la señora que iba a dar a luz en una cabaña del bosque. Cuando llegó era ya de noche, y la única persona que estaba ahí, a más de la parturienta, era el pequeño hijo de la mujer. El médico se vio en la necesidad de pedirle al chamaquito que lo ayudara sosteniendo una lámpara a cuya luz se llevó a cabo el alumbramiento. Alzó en alto el doctor al recién nacido y le dio la consabida nalgadita, con lo que el bebé empezó a llorar. "Péguele más, doctor "sugirió el chiquillo". A quién se le ocurre ir a meterse ahí"... Doña Pasita era muy devota, tanto que iba a confesarse todos los días. Con sus frecuentes confesiones aburría al padre Arsilio, y le quitaba tiempo haciéndole la relación de sus nimias culpas de mujer anciana. Cansado ya de esa piedad exagerada, cuando otra vez doña Pasita llegó al confesionario el buen sacerdote le dijo: "No te voy a confesar a menos que hayas matado a alguien o engañado a tu marido". La viejecita salió presurosa del confesionario. Al salir vio a su amiga, doña Rugadita, que también iba a confesarse. "Ni te formes "le aconsejó". Esta tarde el padre está oyendo nada más asesinatos y adulterios"... Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, visitó con las señoras de su club a los presos de la cárcel. Le preguntó a un recluso: "Dígame usted, buen hombre: ¿cuántos años le impusieron de condena?" Respondió con tristeza el prisionero: "475 años, señora". "No se aflija "lo consoló doña Panoplia". Ya casi se fue un día más"... Una mucama le dijo a otra: "Ya no aguanto este...

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