DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Amor

AutorCatón

He aquí una historia interesante. Posiblemente sea apócrifa -más de un indicio así lo hace suponer-, pero al menos en ciertos aspectos el relato se ajusta a los hechos, motivo por el cual, y también por el travieso encanto que posee, lo comparto con mis cuatro lectores. Sucede que un Papa murió y llegó al Cielo. San Pedro, el apóstol de las llaves, lo miró con extrañeza, pues el recién llegado lucía todos sus ornamentos de pontífice. Le preguntó: "¿Quién eres, y por qué vistes así?". El Papa quedó asombrado, y al mismo tiempo algo ofendido en su vanidad de quien todavía no dejaba de tener debilidades de hombre. "¿Acaso no sabes quién soy? -contestó, irritado-. ¡Soy el Papa! ¡El obispo de Roma!". San Pedro, imperturbable, declaró: "Jamás he oído hablar de ti. No te conozco". "¡Imposible! -profirió el jerarca-. ¡Todos me conocieron en el mundo! ¡Ahora mismo la catolicidad está de luto por mi muerte!". "Ignoro qué sea la catolicidad -manifestó el apóstol-. Y te lo dije ya: no sé quién eres, ni qué títulos son esos de Papa u obispo". "¡Reconóceme! -clamó el vicario-. ¡Soy el Santo Padre! ¡Tu sucesor! ¡Soy el representante de Cristo en la Tierra!". "¿Representante de Cristo? -frunció San Pedro el entrecejo-. Eso se lo tienes que decir a Él. Voy a llamarlo". Entró el apóstol y volvió a poco acompañado por Nuestro Señor. "¿Quién es el que se dice mi representante?" -preguntó Jesús, severo-. "Soy yo, Maestro" -se adelantó el vicario lleno de turbación-. "Yo no tengo representantes -dijo el Rabí-. Quien se ostente como tal o diga que hablo por su boca incurre en culpa de soberbia, y toma mi nombre en vano. Deberás explicarme eso que dices". "¡Acuérdate, Señor! -suplicó el Papa-. Cuando te hiciste hombre y bajaste al mundo formaste una comunidad de apóstoles para que fueran pescadores de hombres. A uno de ellos, Simón -por cierto pescador de oficio-, lo escogiste entre los demás y le dijiste: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia'. Después de tu muerte y tu ascensión al Cielo, San Pedro se hizo cargo de tu nave en la Tierra. Desde entonces no se ha interrumpido la línea de sucesores del apóstol. Yo soy el último de ellos. Acabo de dejar vacante el cargo, pues se me acabó la vida, pero en unos días más otro vendrá a sustituirme, y tu iglesia seguirá viviendo". Al escuchar esa explicación Jesús volvió a entrar en la morada eterna...

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