De política y cosas peores / Plaza de almas

AutorCatón

20 años. Es una edad que a mí no me gustaría tener otra vez, pero allá él. Si este muchacho viviera en la Ciudad de México sería actor de telenovelas, porque es muy guapo, y el mundo se le hace poco para él. Pero no vive en la Ciudad de México: vive en una ciudad del noreste del país cuyo nombre no diré por respeto a los demás que en ella habitan. En una colonia rica vive el protagonista de mi historia. Ya no es esa colonia lo que fue. De cualquier modo todavía queda ahí uno que otro rico, y hay muchos que aspiran a que se les crea ricos. El muchacho ocupa un departamento de 120 metros cuadrados por el cual paga 15 mil pesos de alquiler al mes. El precio no es tan alto como parece, porque su ocupante no sólo vive ahí: también ahí trabaja. ¿A qué se dedica? ¿Es ingeniero en sistemas computacionales (ISC), o licenciado en comercio internacional (LCI), profesiones tan de moda entre los jóvenes de hoy? ¿Estudia para chef de restorán? Ni una cosa ni la otra ni la otra. Este muchacho -Dios lo guarde y lo proteja- es gigoló. Gigoló, sí, con todas sus letras, sin faltar ninguna. Se gana la vida acostándose por dinero con señoras de dinero. Las recibe en su departamento y ahí les hace la faena, o las lleva a un motel -el cuarto con jacuzzi ella lo paga-, o va a su casa, o se encuentra con ellas en hermosas quintas campestres alejadas de la ciudad. Algunas de sus clientas tienen gustos extraños, y le piden que les haga el amor en una calle oscura, en el asiento de atrás del automóvil, para acordarse de cuando eran muchachas. Pero casi todas prefieren recibirlo en su casa. Ahí, le dicen, se sienten más seguras. La cosa empezó de manera extraña y cinematográfica. El muchacho fue a una fiesta en casa de una compañera suya de la alta sociedad, y ahí conoció a una especie de señora Robinson que al terminar la fiesta le ofreció llevarlo en su automóvil a donde vivía, porque él en ese tiempo no tenía coche. (Ahora trae uno de lujo, deportivo, y del año). En el trayecto la susodicha dama le dijo que llegaría "de pasadita" a su casa a ver si ya estaba ahí su hija (después sabría él que la señora no tenía hija). Lo...

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