De la política al activismo

AutorBernardo Esquinca

Al Gore es la figura más mediática en la lucha contra el cambio climático. Entre otros reconocimientos, ha recibido un Óscar y el Premio Nobel de la Paz. Lo que no está claro es qué tan adecuada es su lucha por la causa. Las sospechas de que utiliza el tema del calentamiento global como trampolín para revivir su carrera política son, en este punto, intrascendentes. El ex vicepresidente de Estados Unidos ha logrado situar el problema en la agenda internacional -algo bastante loable- y, en ese sentido, no importa tanto la forma como el fondo. Lo relevante es analizar su discurso a la luz de otros testimonios, libros y documentales que han surgido paralelos a su campaña. Y, si se mira con atención, resulta ya un tanto rebasado.

Su libro Una verdad incómoda. La crisis planetaria del calentamiento global y cómo afrontarla (Gedisa, 2007) es muy similar a la película del mismo nombre que lanzó en 2006. Ambos son didácticos y echan mano de diversos recursos para simplificar la información. Gráficas, dibujos o fotografías se ponen al servicio del espectador y el lector para facilitarles la asimilación de un asunto complejo. El tono que Gore utiliza es el de un padre hablándole pacientemente a su hijo mientras hacen juntos la tarea. Y la estrategia funciona.

Al contrario del frío documental La última hora -por más que cuente con Leonardo DiCaprio en la narración-, en Una verdad incómoda (tanto la cinta como el libro), Gore se apoya en anécdotas personales para darle un toque intimista y emotivo a sus productos: el grave accidente que sufrió su hijo Albert de pequeño, la enfermedad mortal de su hermana Nancy, la admiración hacia su padre ("fue un héroe para mí"), su infancia en una granja de Tennessee y sus excursiones al campo con su esposa Tipper.

Pero, sobre todo, Gore se preocupa en dejar claro que ha sido un hombre que ha estado ahí: de la cúpula de hielo de Groenlandia a los pantanos de los Everglades, de Alaska a Nueva Zelanda y del Nilo al Congo, el político activista ha recorrido los puntos clave del planeta donde el calentamiento global ha dejado marca. "Se puede leer estudios de campo, hablar con científicos y examinar gráficos", escribe con orgullo, "pero no hay como ver las cosas por uno mismo".

Pero centrémonos en el libro y en los asuntos que llaman particularmente la atención. El ex vicepresidente lo aprovecha para poner el dedo en la llaga y criticar la administración de George W. Bush: Estados Unidos es el país que más contribuye al...

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