De Política y Cosas Peores / Efusividad latina

AutorCatón

Suena el teléfono y responde Mary Thorn, la criadita: "¡Bueno?" "¿Está Augusto?" "No -responde Mary Thorn-. El trabajo es mucho, me pagan muy poco, la señora tiene muy mal carácter y el señor siempre anda con sus cosas"... El marido ha terminado de afeitarse, se ha peinado muy bien, se ha puesto el traje y termina de anudarse la corbata. Después de darse unos últimos toques en el espejo va a la recámara, y lo que ve lo indigna. "¡Burcelaga! -le grita furioso a su mujer-. ¡Hace dos horas te dije que íbamos a salir, y todavía estás acostada en la cama y sin ropa!" "Tú no me dijiste que íbamos a salir, Nemesio -responde ella-. Nomás me gritaste: -¡Vieja, prepárate!"... Como parte de un viaje de buena voluntad por diversos países del mundo, Supermán visitó Cuba. Ante una multitud reunida en el mayor estadio de la isla, El Hombre de Acero hizo una fantástica demostración de su poder y sus habilidades. Levantó en sus forzudos brazos una locomotora, voló por los aires a una velocidad increíble, con su poderosa vista fundió una plancha de acero. Los entusiasmados cubanos lo ovacionaron en cada acto, y cuando finalizó el espectáculo, todos se precipitaron hacia él. Después de estrechar miles de manos y de agradecer conmovido tan cálidas muestras de cariño, que atribuyó a la efusividad latina, Supermán anunció que en ese momento regresaría volando a Estados Unidos. Pero he aquí que cuando trató de emprender el vuelo no pudo. Otro esfuerzo hizo por elevarse. Nada. Otra vez, y otra, y otra más intentó levantar el vuelo. Inútil. Agotado, con la frente perlada de sudor, extenuado y lleno de angustia, pensó Supermán: "Seguramente los comunistas, molestos...

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