La poeta que vivió de agua y papel en CU

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 30 de septiembre)Elisa Villa Román

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 7 (EL UNIVERSAL).- "La tía Mima está mal porque en México estuvo mucho tiempo encerrada en un baño". Agustín tenía seis años cuando su madre intentaba explicarle con estas palabras el comportamiento errático de la tía Alcira, o Mima, como le decían cariñosamente.

Corría el año de 1988, en Montevideo, Uruguay. Agustín recuerda cómo era la vida al lado de su tía en esa época, cuando apenas era un niño.

"Ella iba con mi abuela, luego con amigos, o se quedaba en la pensión. Pero la casa de mis padres era como un epicentro para ella. Como que siempre aparecía ahí, se tomaba una cerveza y eso. Me quedaron recuerdos de ella bastante vivos".

Quienes conocieron a Alcira la recuerdan como maestra y mentora de los jóvenes que querían ser escritores.

Y como la mujer que sobrevivió 12 días oculta en un baño cuando el Ejército Mexicano tomó Ciudad Universitaria en 1968. Hoy, un documental y una exposición en el Museo Universitario Arte Contemporáneo intentan unir las piezas de su historia, y rescatar su legado en la literatura.

Alcira Soust Scaffo nació en Durazno, Uruguay, el 4 de marzo de 1924. En su pueblo natal trabajó como maestra rural, hasta que en los años 50 consiguió una beca para estudiar en Michoacán en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), donde actualmente hay una Unidad de Seminarios que lleva el nombre de la uruguaya, como se puede constatar en el sitio web del centro.

Su sobrino-nieto Agustín Fernández Gabard, cuenta que Alcira finalizó sus estudios en Michoacán de manera exitosa: su tesis fue la primera que el CREFAL publicó de forma impresa, la cual defendía que permitir el juego en el aula es fundamental en la educación. En 1953, la joven viajó a la Ciudad de México, donde vivió hasta finales de los años 80.

Hoy Agustín tiene 36 años y se dedica a la fotografía profesional. Relata que su familia veía a Alcira como una joven inteligente porque terminó su carrera a los 19 años, antes que sus hermanos mayores. Inquieta, porque siendo veinteañera se fue a vivir sola a otro país para complementar sus estudios.

"En el placard de mi cuarto había guardados unos tubos de cartón con unos dibujos de Alcira. Me acuerdo que mi madre no nos los dejaba abrir por miedo a que se estropearan. Eran como un tesoro que estaba en mi propio cuarto, no lo podía tocar. Pero un día, un amigo de Alcira se los llevó y después les perdimos el rastro".

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