El poeta subterráneo

AutorFrancisco Morales V.

Aquel abril de 1963, la revista mexicana El corno emplumado exhibió en la portada de su sexto número un electrocardiograma. Al desplegar nombres como Paul Blackburn, Ernesto Cardenal, Raquel Jodorowsky, Octavio Paz y Gary Snyder, el pulso de la poesía en las Américas adquirió notación gráfica. Entre ellos figuraba el estadounidense Jerome Rothenberg.

"El corno emplumado fue casi único en su tarea de conjuntar a la poesía de todo el mundo, con el énfasis, claro, en Estados Unidos y Latinoamérica, pero fue más que eso", dice el autor en entrevista.

Para cuando Margaret Randall y Sergio Mondragón, directores de la revista, lo incluyeron por primera vez en sus páginas, Rothenberg tenía 31 años y había publicado sólo dos libros de poesía.

Hoy, que vuelve a México a los 83, tiene casi el mismo número de títulos editados que años vividos. La disruptiva y arriesgada poesía de sus comienzos conserva estos adjetivos, pero ahora es objeto de estudio para entender la tradición poética estadounidense de la segunda mitad del siglo 20.

"(Comenzamos a escribir) en un tiempo en el que la escritura experimental, radical, transformacional y revolucionaria estaba siendo suprimida, o menospreciada, alrededor del mundo", recuerda.

Desde mediados de los 40, pequeños grupos de escritores comenzaron a autopublicarse y, en algunos casos, a enfrentar la censura. De entre ellos, los Beat fueron los más visibles, pero hubo más, como los Poetas de Black Mountain, el Renacimiento de San Francisco y la Escuela de Nueva York: en suma, la New American Poetry, llamados así a partir de una antología.

"El modernismo radical y experimental no tuvo su centro en Estados Unidos hasta la década de los 50 y los 60", juzga Rothenberg. Algunos acudieron al surrealismo, otros al dadá, a la psicodelia, y unos más, como los beats, a la cotidianidad urbana y sucia.

En este periodo, su nombre se colocó junto al de poetas como Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, Philip Lamantia, John Ashbery y Frank O'Hara.

A últimas fechas, sin embargo, ha visto diluido su entusiasmo de aquel entonces. "Creo que hace 40 o 50 años había una noción más extendida de que lo que estaba...

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