Poesía y rap los sacan de las drogas

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 15 de enero)CIUDAD DE MÉXICO, enero 20 (EL UNIVERSAL).- Sandrah Mendoza, Mimí Kitamura y Rando, son tres jóvenes poetas que conforman Libertad en Voz Alta, un colectivo independiente y sin fines de lucro que desde el 2015 se dedica a llevar poesía a los diferentes centros de reclusión del Estado de México y el área metropolitana. Aunque sus integrantes nunca han estado encarcelados, entienden que en el encierro se esconden gritos e historias que deben ser escuchadas.

El colectivo decidió generar nuevas alternativas de vida que ayuden a la verdadera reinserción de los presos, luego de enterarse de los altos porcentajes de reincidencia en las cárceles federales, pues al cierre del 2016 un 52.3% de los reos ha vuelto a reclusión, según una revisión realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF). A decir de ésta, la situación demuestra que las políticas de readaptación social son ineficaces.

La idea del proyecto nació en 2014, cuando Sandrah, la directora del colectivo, presentó ante la subsecretaría del sistema penitenciario una propuesta para realizar un slam de poesía en Santa Tacha mujeres.

Los servidores públicos que la atendieron la invitaron a extender el acto poético hasta el Centro Femenil de Reinserción Social (CERESO) Tepepan, a los penales Sur, Norte y Oriente, a los reclusorios Varonil y Femenil en Santa Martha Acatitla y a la penitenciaría de la Ciudad de México. Sandrah aceptó y el sueño se materializó.

"Un slam poético es una dinámica donde se juega a calificar los textos de otros; invitamos a la gente a usar la oralidad, la música, su cuerpo y todas las posibilidades que tengan", Rando sonríe y habla de cómo este ejercicio busca devolverle la voz a quienes viven sus días en silencio; la poesía aparece como una fuerza que transforma el dolor en palabra.

Con todo y sus ocupaciones cotidianas, este trío poético se entrega en total a la creación escrita, como una fuerza que los anima a levantarse de la cama y seguir creando: Sandrah Mendoza es estudiante de sicología, Mimí Kitamura se dedica a la corrección de estilo y Rando es antropólogo. "A pesar de lo que estudio y aunque hago otras cosas, las letras me salvan la vida. Para mí la poesía es danza y taladro; me puede mecer y también me puede sacudir", explica Sandrah.

Su primera presentación se realizó en Tepepan: "al principio me asustaba que nos abuchearan cuando nos recibieran o que nos dijeran ?pinches...

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