Poder Judicial, poder familiar

AutorJulio Ríos Figueroa

JULIO RÍOS FIGUEROA

INVESTIGADOR DEL CIDE Y COLABORADOR DE MEXICANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD.

La función del Poder Judicial en una democracia es resolver conflictos entre ciudadanos, entre instituciones del Estado, o entre el Estado y los ciudadanos con base en la Constitución y las leyes. La resolución eficaz de un conflicto entre dos partes requiere que el tercero, el juez, convenza de que su decisión a favor de alguno de los contendientes se basa en una interpretación neutral y experta de lo que dicen las leyes correspondientes. Las instituciones e individuos pertenecientes al Poder judicial, por tanto, requieren de la independencia y el profesionalismo que provee la meritocracia en el ingreso, permanencia, y ascenso en la carrera judicial para cumplir satisfactoriamente su función. El nepotismo, la concesión de empleos o promociones sobre la base de relaciones de parentesco y no de mérito, erosiona la confianza de los ciudadanos en la neutralidad y el profesionalismo de los jueces. Estas prácticas también afectan la motivación de los servidores públicos que laboran en la rama judicial y, por tanto, su eficacia.

Según una encuesta reciente del World Justice Project, en México 68 por ciento de expertos y usuarios de la justicia percibe que el factor decisivo para la contratación y promoción de los funcionarios en los Juzgados y Tribunales federales es tener familiares en el Poder Judicial ¹. Sólo el 37 por ciento de personas encuestadas considera que el factor decisivo para la contratación es el mérito. Al mismo tiempo, el 65 por ciento está de acuerdo o muy de acuerdo en que la imparcialidad de las decisiones de jueces y magistrados federales se ve afectada cuando su contratación y promoción no es meritocrática, y el 72 por ciento está de acuerdo o muy de acuerdo en que su eficacia se ve afectada por la misma situación. ¿Qué tan certeras son estas percepciones? ¿Qué tanto reflejan la situación real en el Poder Judicial de la Federación?

Con base en datos recolectados por el consejero de la Judicatura Federal, Felipe Borrego Estrada ², es posible afirmar que el nepotismo y las redes familiares en el Poder Judicial de la Federación son una realidad innegable. Existe un serio déficit meritocrático producido, tanto por las limitaciones de su arquitectura institucional y su organización administrativa, como por el nepotismo y las redes familiares que lo habitan. Ambas dimensiones, estructura organizacional y prácticas de nepotismo, están relacionadas.

El Poder Judicial de la Federación es una constelación de instituciones que, en conjunto, colaboran en la compleja tarea de la administración de justicia. Para realizar esta labor se requieren muchas personas que ocupan una gran variedad de puestos de los cuales los más visibles son los de Juez de Distrito, Magistrado de Circuito y, por supuesto, el de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En el Poder Judicial de la Federación se clasifican los puestos de acuerdo con diversos criterios, incluyendo el criterio administrativo (puestos de carrera judicial, de base, o de confianza) y el criterio funcional (puestos de función jurisdiccional, de función de apoyo técnico, etcétera). Entre los puestos más relevantes están los clasificados como parte de la carrera judicial, es decir, los puestos de los funcionarios que ingresan al Poder Judicial para participar de manera directa en la resolución de conflictos a partir de la interpretación y aplicación de las leyes que nos rigen, y eventualmente convertirse en juzgadores. Sin embargo, los puestos de carrera judicial son solamente cinco, entre más de 50 reconocidos por el Consejo de la Judicatura Federal, a pesar de que hay más de cinco puestos de funcionarios que participan en el procesamiento de casos y la producción de sentencias. En una palabra, la carrera judicial en México está trunca, incompleta.

La carrera judicial incompleta suma otra debilidad: la baja exigencia meritocrática. De los cinco puestos de carrera judicial, solamente dos (Juez de Distrito y Magistrado de Circuito) requieren para su ingreso aprobar un procedimiento que conlleva un concurso de oposición de tres etapas con exámenes que buscan identificar distintas cualidades y capacidades en los aspirantes. Los tres puestos restantes de carrera judicial, así como casi el total del resto de los puestos, se obtienen aprobando un examen psicométrico simple, cursos en línea, o por designación directa de un Juez o...

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