Plaza Pública/ ¿Nueva Constitución?

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Hoy cumple 84 años la Constitución de Querétaro. La festejará el propio presidente Vicente Fox, quien dirá el discurso conmemorativo. No suele ocurrir que el propio titular del Ejecutivo sea el orador en esta fecha, pero es claro que la de hoy se sumará a las mutaciones ya ocurridas y por venir en la forma de recordar los fastos nacionales. El 6 de enero, por ejemplo, el primer mandatario no encabezó en Veracruz la más rutinaria que tradicional celebración agraria. Dejó que su secretaria del ramo, María Teresa Herrera, presidiera el acto en aquel puerto, mientras que encomendó al de Agricultura, Javier Usabiaga, ser testigo de la ceremonia que organizó en la Ciudad de México la Confederación Nacional Campesina (el único de los tres sectores del PRI que prueba que hay vida en ese partido después del 2 de julio).

También mudará la sede de la recordación de hoy. No será Querétaro, cuna de aquel documento, una especie de altar para las oblaciones constitucionalistas, sino la capital federal. En buena hora se adoptó tal decisión, porque hubiera podido reeditarse el feo episodio de 1998. Una mala combinación de descontento agresivo y pésimo resguardo presidencial originó que el autobús que conducía al gabinete federal corriera el riesgo de un ataque, pues se obturó la presentación de inconformidades al presidente de la República. Todavía están presos por esa razón dos de los dirigentes del Frente Independiente de Organizaciones Zapatistas, cuya libertad ha sido solicitada por el EZLN, junto con otra persona en Tabasco y decenas en Chiapas, como señal de que el nuevo gobierno quiere en efecto dialogar. Como lo explicó el comisionado para la paz don Luis H. Alvarez, tal liberación depende en muy pocos casos del presidente Fox. El de los presos queretanos corresponde a la competencia local, y el gobernador Ignacio Loyola anticipó su renuencia a facilitar la excarcelación de quienes, en cierto modo, lo hicieron quedar mal ante los secretarios de Estado cuando apenas inauguraba su administración.

Sólo tal negativa habría bastado para que el zapatismo queretano aprovechara la cita constitucional a efecto de repetir su protesta. Por añadidura, la posición de Loyola -sorprendente para quienes conocen y aprecian su mesura- ante la caravana zapatista que empezará a caminar dentro de tres semanas, empeoró el ambiente en los reducidos círculos que no comparten el conservadurismo del gobernador. Tal vez se le citó fuera de contexto en su referencia a la pena...

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