Plaza Pública/ ¿Berlusconi mexicano?

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Recién llegado a la lista de Forbes, pues sólo desde hace poco tiempo figura en el elenco de los más ricos de México, Ricardo Salinas Pliego mostró la mayor velocidad en el crecimiento de sus caudales: de un año a otro aparece en ese almanaque Gotha del dinero que es la revista Forbes, con mil millones más que el año anterior. Sí, su fortuna creció de 1999 a 2000 en 50 por ciento. Tenía 2 mil millones y ahora controla empresas que valen 3 mil millones de dólares. Tanto es así, que ya alcanzó a su principal competidor, Emilio Azcárraga Jean. Se encuentran incómodamente empatados en el segundo lugar, lejos del primero, que es Carlos Slim. También la fortuna de este Midas creció descomunalmente de un año a otro. Pero sólo 36.70 por ciento, al pasar de 7 mil 900 millones de dólares a 10 mil 800 millones.

No es sólo el monto y el ritmo de la acumulación de Salinas Pliego lo que lo singulariza en la porción mexicana de la lista de Forbes, de cuyo segundo sitio desplazó a Lorenzo Zambrano. Son de llamar la atención, también, el modo y los fines que parece perseguir. Si se le recuerda como exaltado orador el 7 de junio de 1999, cuando a través de sus canales gritaba su indignación por el asesinato de Francisco Stanley, se sabrá que no es exagerado suponerlo una suerte de Silvio Berlusconi hecho en México. El primer ministro italiano hizo una carrera meteórica en el mundo del dinero y cuando descubrió que las masas dan utilidades y pueden dar también votos, pasó a la esfera política con tal éxito que encabeza el gobierno por segunda vez.

Dios nos libre de que ese trayecto se reedite en México. Pero no tengamos demasiada fe en la benevolencia divina: Salinas Pliego se prepara ya para caminar a la política grande. Su dependiente Jorge Mendoza será presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, la poderosa corporación de los concesionarios electrónicos.

La opulencia de Salinas Pliego se fabricó a codazos. Su familia había logrado una señalada posición en el comercio. Los almacenes Salinas y Rocha y Elektra formaban parte del paisaje urbano mexicano; sobre todo los segundos, con sus tiendas ruidosas y ornadas con colores chillantes. Precios altos por productos de baja calidad, vendidos a crédito otorgado liberalmente pero a tasas considerables; y excelente cobranza o recuperación de la mercancía en la frecuente insolvencia de los compradores, constituyen la fórmula de su primera expansión. Las utilidades de Elektra permitieron a...

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