Plaza Pública / Vochos

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Cuando entró en vigor, hace más de 40 años, un decreto para favorecer la fabricación en México de motores y conjuntos mecánicos, que permitieran superar el mero ensamblado de vehículos, el secretario de Industria de entonces, Raúl Salinas Lozano, dio a VW un trato favorable.

COMO CORRESPONDE A LA LOGICA DE UNA EMPRESA multinacional, Volkswagen achica sus operaciones en México al mismo tiempo que se dispone a acrecentarlas en China. El mercado norteamericano, al que se dirige principalmente la producción mexicana, ha declinado al parecer sin remedio inmediato. En cambio, la inmensidad china, que absorbe 800 mil vehículos de esa marca por año puede duplicarse en breve; por lo tanto, en los próximos cinco años el consorcio alemán invertirá en la potencia asiática más de 7 mil millones de dólares.

La planta mexicana de VW anunció a fines de junio, con la fría y comprensible razón mercantil, que a la reducción de 23 por ciento en las expectativas de venta de dos de sus modelos, y la eliminación del sedán, que ya sólo se fabricaba en nuestro país, debía desemplear al 20 por ciento de su personal. Este suma poco más de 10 mil trabajadores, por lo que la drástica medida significaría el despido de 2 mil personas.

El sindicato, afiliado a la Unión Nacional de Trabajadores, se opuso a la medida, y planteó una alternativa, al mismo tiempo solidaria e inteligente: dado que la baja en las ventas puede ser corregida por el mercado, es decir, puesto que se trata de una crisis coyuntural, no es oportuno admitir medidas definitivas. Ya en una situación problemática anterior la empresa puso al sindicato el dilema de despedir a mil 300 personas o reducir el salario de la totalidad. Y en otros momentos se han pactado paros técnicos para no acumular inventarios invendibles. En esos casos la carga de las crisis ha recaído sobre los trabajadores. Por eso ahora la propuesta sindical consiste en repartir los costos: están dispuestos a trabajar y ganar menos, a efecto de mantener íntegra la plantilla de personal. Trabajarían cuatro en vez de cinco días, con la consiguiente reducción de su paga. Pero esperan de la empresa un compromiso relativo a las prestaciones, de modo que los estragos en los salarios se palien de algún modo.

Volkswagen aceptó en principio la fórmula del sindicato, que hasta se ha excedido en su esfuerzo proponiendo impulsar las ventas, aprovechando su relaciÿn con agrupaciones sindicales con poder de compra, como las de los telefonistas. Pero se...

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