Plaza Pública / Vísperas parlamentarias

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Ya está citada para mañana la sesión preparatoria del que técnicamente se llama primer periodo ordinario de sesiones del tercer año de ejercicio de la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados, y en el lenguaje común es la penúltima temporada legislativa de quienes fueron elegidos en julio de 2003. Para efectos prácticos puede considerársele la última, pues la que en rigor lo será, de febrero a abril del año próximo, estará tan afectada por las campañas electorales en curso (en las que participarán diputados y senadores no sólo en apoyo de su candidato presidencial sino para mudar de Cámara muchos de ellos) que habrá veces en que el quórum sea inalcanzable.

Los grupos parlamentarios se reunieron cada uno por su lado para delinear su agenda legislativa. Priistas y panistas escogieron para sus asambleas destinos de playa (como dice la publicidad turística). Los primeros fueron a Boca del Río, en Veracruz, y los segundos a Huatulco, en Oaxaca. La fracción perredista, signada por una austeridad obligatoria, prefirió no sólo permanecer en la ciudad sino en el propio San Lázaro.

Independientemente de las agendas allí fraguadas, obligatoriamente se ocupará la Cámara de insoslayables asuntos pendientes. Por un lado, queda por concluir el a estas alturas ya grotesco diferendo entre el Presidente y el Congreso sobre el presupuesto de egresos de la Federación. Cuando han transcurrido ya ocho de los 12 meses en que debió ejercerse ese plan de gasto, falta todavía la última palabra sobre las partidas acerca de las cuales formuló observaciones el Ejecutivo. Cuando la Suprema Corte reconoció a la Presidencia la facultad de vetar el presupuesto, puso las objeciones presidenciales a disposición de la Cámara para que se echara a andar el mecanismo que permite a los legisladores superar el veto, o admitir las observaciones si su rechazo no alcanza la mayoría calificada exigida por la Constitución. Se citó a un periodo de sesiones extraordinarias en que la principal materia prima, creímos todos, iba a ser el desenlace de la controversia constitucional, pero los legisladores decidieron dejar para septiembre (o cualquier otro mes del periodo ordinario) la discusión del tema. Podrá incurrirse así en el absurdo de que se aprueben partidas a mediados de diciembre, cuando falte sólo una quincena para que concluya la vigencia presupuestal. No anuncio que ocurrirá, digo que la dejadez legislativa sobre este asunto en las sesiones extraordinarias podría reproducirse...

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