Plaza Pública / Tláhuac, dos años después

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

A dos años de los linchamientos de Tláhuac, ninguna persona ha sido condenada por su participación en esos hechos atroces y lamentables. Y, al contrario, después de transcurrido tan largo lapso el Ministerio Público federal acordó no ejercer acción penal contra los jefes policiacos indiciados por los sucesos, incluido Marcelo Ebrard.

La noche del 23 de noviembre de 2004, una turba golpeó hasta privarlos de la vida a Víctor Mireles y Cristóbal Bonilla, cuyos cuerpos fueron después quemados. Suerte semejante iba a correr su compañero Édgar Moreno Nolasco, quien fue rescatado por agentes de la Policía Judicial del Distrito Federal. Los tres eran miembros de la Policía Federal Preventiva, que realizaban una acción encubierta, no comunicada por sus superiores a las autoridades capitalinas. Gente que los atacó se había percatado de su presencia en San Juan Ixtayopan, la localidad de Tláhuac donde ocurrieron los sucesos, y los retuvo por considerarlos sospechosos de vigilar a niños para eventualmente secuestrarlos. Sin embargo, la espontánea acción de la multitud fue dirigida hasta su brutal desenlace por personas cuya actividad había sido identificada por los agentes.

Las policías, tanto la preventiva capitalina como la federal, llegaron tarde y sus jefes decidieron moderar su intervención para no provocar daños mayores. La Agencia Federal de Investigación practicó al día siguiente una redada que produjo la captura de 33 personas, en un procedimiento rudo que no descansaba en indicios certeros sobre la eventual responsabilidad de los detenidos. Cuatro personas fueron dejadas en libertad y los 29 restantes quedaron consignados a la jueza decimoséptima de distrito, que en los días siguientes dejó libres a tres personas más. De entre ellos sobresalió el caso de Sergio Montealegre, guardia de seguridad de la empresa embotelladora FEMSA. Como otros que eso no obstante fueron procesados, el guardia pudo probar que se encontraba en su casa, o en camino a ella, en los momentos en que ocurrieron los acontecimientos. Fue decisivo para su libertad el interés de la empresa en defenderlo, en acciones que llegaron hasta los estadios deportivos: los jugadores del club de futbol Monterrey saltaron a la cancha portando pancartas en que reclamaban la libertad de Montealegre.

Dos años después, no obstante que la Constitución fija como plazo máximo un año para que se dicte sentencia en un proceso, los 24 procesados -entre ellos dos mujeres- continúan presos. A nadie...

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