Plaza Pública / Sindicato minero

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Mañana hará un año de que el secretario del Trabajo Francisco Xavier Salazar desencadenó una crisis en el sindicato y la industria minera, al pretender deponer a Napoleón Gómez Urrutia como líder de la organización gremial e imponer en su lugar a Elías Morales, que había sido expulsado de esa agrupación.

Ésa y otras muchas acciones contra la autonomía sindical han sido realizadas o avaladas por el gobierno panista, no sólo el encabezado por Vicente Fox, sino también por el actual. Ya es mucho que Salazar, responsable directo de los problemas en el sector minero, haya sido incorporado al Comité Nacional panista (junto con Carlos Abascal y Luis Ernesto Derbez) como ¡secretario de Acción de Gobierno!, sino que la Procuraduría General de la República ha continuado la estrategia de deturpar a Gómez Urrutia dando por hechos supuestos o trámites en curso. Su más reciente aportación al embate contra Gómez Urrutia lo comprueba: ha dicho haber solicitado la extradición del dirigente, que se halla en Vancouver, y cuando se enfrenta al desmentido de la embajada de Canadá, pretende aclarar que lo pedido fue la detención provisional del dirigente minero presuntamente depuesto. Ni lo uno ni lo otro, ha insistido todavía el martes pasado el embajador Gaëtan Lavertu, quien informa que Gómez Urrutia se encuentra en aquel país como turista, con plena libertad de desplazamiento, puesto que su gobierno no ha recibido requerimiento alguno en torno del ex director de la Casa de Moneda.

El 17 de febrero de 2006, a escondidas, la Secretaría del Trabajo tomó nota de un presunto nuevo liderazgo en el sindicato minero. Miembros del consejo de vigilancia notificaron en un papel simple que Gómez Urrutia había sido destituido y nombrado en su lugar Morales. Ese mismo día, con celeridad insólita en ese género de diligencias, se tomó nota de lo informado, es decir se formalizó la sustitución de líderes. En esa misma fecha, un extraño asalto al domicilio social del sindicato, cuyos líderes estaban ajenos a la maniobra urdida en la Secretaría, pareció resultado de la posición de Gómez Urrutia en la sucesión en el Congreso del Trabajo. Sólo mucho después se comprendería que acaso se intentó tomar la sede sindical para completar el pretendido despojo de la autoridad en el gremio.

Esos acontecimientos no trascendieron, o fueron escasamente atendidos porque ocurrieron en viernes, y el domingo 19 se produjo la gran tragedia en una mina de carbón en Pasta de Conchos, propiedad del...

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