PLAZA PÚBLICA / Santiago, río de la muerte

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El 13 de febrero, apenas a los ocho años de edad, Miguel Ángel López Rocha falleció en el Hospital General de Occidente, en Guadalajara. Vecino del fraccionamiento La Azucena, en el municipio de El Salto, cayó el 26 de enero al río Santiago. Fue sacado con vida de las aguas, e internado de inmediato en aquel hospital pues quedó en estado de coma que concluyó con su muerte 18 días después. Murió envenenado: oficialmente se admitió que la sangre del pequeño contenía niveles de arsénico 400 veces más altas que el máximo permisible.

La desgracia de la familia López Rocha podría ser anunciadora de la que pueden padecer cientos de miles de personas en la capital de Jalisco, porque el río Santiago, en cuyas aguas Miguel Ángel bebió la muerte, surtirá la presa Arcediano, un ya viejo y polémico proyecto del Gobierno de Jalisco, que está en construcción y servirá para llevar agua potable a Guadalajara. Se discute si es posible limpiar el líquido, aunque sea a un alto costo, o si la alta concentración de metales, producto de desechos industriales impide su adecuado tratamiento. De ser verdad esta última afirmación, servir esa agua a los tapatíos significaría someterlos a un proceso de muerte lenta pero segura.

Ya ahora mismo, en los municipios ribereños de El Salto y Juanacatlán, los malos olores que esparce la corriente que los surca evidencian la causa de los padecimientos de salud que agobian a buena parte de la población.

Proyecto antiguo, cuya intención original data de la época de los últimos gobiernos priistas (los de Guillermo Cosío Vidaurri y Carlos Rivera Aceves), el de Arcediano se concretó durante la administración de Alberto Cárdenas, y sólo pudo iniciarse en el siguiente periodo, el de Francisco Ramírez Acuña, tras vencer la resistencia de la oposición en el Congreso. El tema de su antagonismo no era tanto la suciedad de las aguas sino el financiamiento para la obra, de 7 mil millones de pesos pagaderos en 25 años. De ellos sólo una porción se destinaba al saneamiento del río, y el resto a la construcción, en términos semejantes en que se distribuía la parte aportada por la Comisión Nacional del Agua. Todavía convencido de la bondad de su proyecto, se atribuye a Cárdenas, cuando ya era secretario del Medio Ambiente, haber calificado de "piojez mental y actitud méndiga" la que sustentan quienes objetan la construcción de la presa y el destino de su contenido.

Como primera providencia se procedió a desplazar a los habitantes del poblado...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR