Plaza Pública / El quinto candidato

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El Tucom, ampliado, tiene finalmente candidato presidencial. El antimadracismo, que se frustró tras la nada graciosa huida de Arturo Montiel, podrá organizarse en torno a Roberto Campa, que ayer pidió registro, postulado por el partido Nueva Alianza. El diputado que recientemente abandonó las filas del PRI, actuó como secretario ejecutivo y vocero de Unidad Democrática, el grupo constituido ex profeso para oponerse a la candidatura de Roberto Madrazo. Además de los restos de esa tendencia que no se han subordinado al antiguo líder nacional y ahora candidato presidencial, Campa cuenta con el relevante apoyo de Elba Esther Gordillo. Más todavía, es el candidato de la presidenta del SNTE. Está por verse si lo es también de ese poderoso sindicato.

Campa hizo una carrera priista durante un cuarto de siglo. Ganó buenas notas en su desempeño administrativo, y ha sido asambleísta y dos veces diputado federal (la segunda estaba en curso, y ahora pedirá licencia). Se le atribuyen dos fracasos notorios, aunque al menos el primero no puede imputársele personalmente: presidía el comité del PRI en el DF en 1997 cuando se produjo la primera de las estrepitosas derrotas de ese partido en la capital, pues el PRD lo derrotó en la contienda por la Jefatura del Gobierno capitalino y las diputaciones locales y federales. La caída priista constituía una tendencia que sólo se acentuó en ese año y los posteriores y ni siquiera una dirección atinada hubiera podido frenarla.

No obstante ese resultado, en 1999 Campa supuso posible contar con los cuadros priistas para su empeño personal de ser el candidato a la Jefatura de Gobierno capitalino. Pero la misma decisión que hizo candidato presidencial a Francisco Labastida hizo en el Distrito Federal aspirante priista a Jesús Silva Herzog. Se creería que esos resultados adversos arrojarían fuera de la política a Campa, pero se revitalizó al acercarse en 2001 a Elba Esther Gordillo, que lo dejó dirigir el sector popular y luego lo convirtió en su principal colaborador cuando ambos fueron elegidos diputados en 2003. Cuando la lideresa magisterial fue echada de la coordinación priista en San Lázaro, Campa quedó reducido a la marginalidad en su bancada. Desde allí envió dos señales de dignidad: anunció que se ausentaría de la sesión en que fue desaforado René Bejarano, protestando su amistad con el ex dirigente perredista apestado al punto que ni siquiera sus propios compañeros querían admitir que lo conocían. Cuando en abril...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR