Plaza Pública/ Pueblo sin Estado

AutorMiguel Angel Granados Chapa

No queja sino dictamen severo fue el pronunciado por Gaudencio Mejía, un reputado dirigente mixteco, al calificar la situación de las etnias originarias de nuestro país tras la resolución judicial que dejó vigente la reforma constitucional en materia indígena: "Somos pueblo sin Estado". Ninguno de los tres poderes federales, según ese parecer, fue capaz de comprender la hondura de las reivindicaciones indígenas, que deben ser proclamadas y obtenidas de maneras diferentes a las que probaron su ineficacia.

Esa fue una de las conclusiones del Encuentro Nacional Indígena efectuado en la capital de Guerrero la semana pasada, como primera reacción ante la sentencia que declaró improcedentes las controversias constitucionales destinadas a evidenciar las fallas y errores de las enmiendas a la Constitución en materia indígena. Los representantes reunidos allí emitieron la Declaración de Chilpancingo que, sensatamente, propone la unificación del movimiento indígena mexicano.

Se trata de una iniciativa necesaria. A ese encuentro convocaron varias agrupaciones, entre las que la sobresale la Asociación Nacional Indígena Plural por la Autonomía (Anipa), que en el proceso electoral se aproximó a Vicente Fox y consiguió su compromiso de convertir en iniciativa presidencial el texto preparado por la Comisión de Concordia y Pacificación. Apenas llegado a la Presidencia, Fox cumplió su compromiso pero, de buena fe o dolosamente, lo abandonó en manos de legisladores a los que no intentó siquiera informar, ya no digamos persuadir, de la trascendencia de su gesto y del fenómeno a que se refería. El resultado fue la reforma impugnada y la frustración del diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. El Congreso Nacional Indígena (CNI), la vertiente del movimiento próxima al zapatismo armado, denunció la reforma, mientras que la Anipa se distanció del Gobierno, al punto de que Marcos Matías dejó la dirección del Instituto Nacional Indigenista a que había llegado como expresión de aquel acercamiento.

La Declaración de Chilpancingo fue enviada a la dirección del CNI, que asistía a un foro de medicina tradicional (cuyo ejercicio es otra importante reivindicación indígena), como muestra de la voluntad unitaria que se juzga precisa para plantear las demandas del movimiento en esta nueva circunstancia. El llamamiento, y aun la reunión en Guerrero no fueron vistos con buenos ojos en el CNI, en una actitud que debe deponerse si se busca que los pueblos...

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