Plaza pública / PP y Prisa en México

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Una insólita, amenazante, anacrónica decisión del Partido Popular español ha generado un conflicto en que, más allá de los protagonistas y la circunstancia, están en juego libertades tan valiosas que han permitido que España sea hoy la potencia europea que es. El PP ha emprendido un boicot contra el grupo periodístico Prisa, el más poderoso de aquel país, cuyas fases van en ascenso e incrementan día a día su gravedad: comenzó con el ausentismo informativo, siguió con el retiro de anuncios (y no sólo partidarios sino de entidades públicas dirigidas por populares) y ya va en la presentación de querellas judiciales contra El País, el mascarón de proa del consorcio de prensa encabezado por Jesús de Polanco.

Antiguo el combate lanzado por el PP contra Prisa, su episodio más reciente comenzó el jueves pasado, en una junta de accionistas de ese grupo, es decir, un acto privado, que sólo se hizo público por sus consecuencias. Desde un punto de vista estrictamente mercantil, "para el futuro del negocio", el arquitecto Ricardo Aroca, accionista del grupo, sugirió que "nos convendría ser percibidos como más neutrales". No se discutía la línea editorial, sino la gestión empresarial. Y entonces el presidente de Prisa explicó a su "querido Ricardo" -tratamiento que ponía la exposición del tema en un nivel de conversación amistosa, no en el de la toma de decisiones editoriales- que sus empresas -diarios entre los que sobresale El País, cadenas de radio, como SER, y una plataforma de televisión digital- tratan de ser neutrales, pero "es muy difícil estar de acuerdo con la acción política de algunos partidos". En alusión al PP, al que nunca se refirió expresamente, consideró que "hay quien desea volver a la guerra civil". Mencionó la manifestación ocurrida el sábado anterior, organizada por aquel partido contra el Gobierno, por otorgar la libertad a un miembro de ETA (que había cumplido ya su condena de 18 años por terrorismo) y padecía una sentencia mucho menor por un delito mucho menos grave. De Polanco dijo que esa manifestación era "el franquismo puro y duro". Sugirió que si el grupo que encabeza pudiera "colaborar para que en España hubiera un partido de derechas moderno, laico, con ganas de conservar lo que haya que conservar y transformar lo que haya que transformar, lo apoyaríamos". Y concluyó expresando sus temores ante el eventual regreso del PP al Gobierno (que perdió hace tres años, después de ejercerlo ocho): "si estos señores recuperaran el...

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