Plaza Pública/ Presos en defensa del bosque

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Pronto hará un año que están encarcelados Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera. Su prisión es doblemente injusta, pues se les acusa de delitos que no cometieron y la acción en su contra es en realidad un castigo por defender los bosques guerrerenses, los de la zona montañosa de Petatlán y Coyuca de Catalán, cuya tala depredadora puede convertir en erial lo que ha podido ser un edén.

La abusiva desforestación de esa comarca data de tiempo atrás. Un cacique campesino, Bernardo Bautista Valle, la ha realizado sistemáticamente a través de la Unión de Ejidos Rubén Figueroa, que en el nombre lleva la fama. Pero la situación empeoró; es decir, la tala adquirió velocidades inadmisibles, a partir de 1995. En ese año, marcado en la historia local por la matanza de Aguas Blancas, el gobernador Rubén Figueroa suscribió un acuerdo con la empresa Costa Grande Forest Products, subsidiaria del consorcio canadiense Boise Cascade. Merced al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y ante el rigor creciente de las regulaciones que protegen los bosques en Canadá y Estados Unidos, empresas forestales de esos países han buscado trasladar sus operaciones a otra parte. Dada la asimetría de aquellas economías y la mexicana, en este suelo esas compañías aparecen como dadivosas: la empresa pagaba 60 pesos por metro cúbico de madera, el triple de lo que estilaban pagar los compradores locales.

Los 24 ejidos de la unión encabezada por Bautista Valle se engolosinaron con esa oferta, y se multiplicó el derribamiento de árboles y el traslado de troncos al aserradero de Papanoa, que recibía esa carga 24 horas al día. El auge de esa industria, sin embargo, tenía su contrapartida. Campesinos de la región, no comprometidos con la empresa canadiense, percibieron el riesgo que significaba para el medio ambiente la explotación inmoderada de los bosques.

Calcularon que en breve lapso esa porción de la sierra de Guerrero se convertiría en un desierto. Y no eran figuraciones suyas: ya al comenzar 1998 el río Palomar estaba casi seco porque, según explicó entonces el ahora preso Rodolfo Montiel, "muchos de los manantiales que lo alimentan han desaparecido; las montañas están desforestadas, sólo cubiertas con zacate para ganado, que también se ve seco".

El propio Montiel figuró entre los fundadores de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, una asociación civil legal y abierta, que se propuso dar coherencia a las acciones contra la...

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