Plaza Pública/ Presidencialismo añejo

AutorMiguel Angel Granados Chapa

LA PAREJA FOX SAHAGUN QUE COGOBIERNA A DESpecho de la Constitución (cuyo artículo 80 dispone inequívocamente que se deposita el Poder Ejecutivo "en un solo individuo") muestra una creciente inclinación hacia los liderazgos sindicales corporativos, que a su vez persisten en su práctica de adosarse al poder presidencial. Se mantiene de ese modo una alianza que la Oposición (de que los Fox formaron parte) denunció, con justeza, como contraria a la democracia y la libertad sindical.

Apenas horas después de retornar a México, el sábado pasado, Fox bendijo al dirigente ferrocarrilero Víctor Flores, paradigmático ejemplo de los líderes venales contra los cuales tronaba la retórica panista. Reelegido ilegalmente, practicante de todas las artes para mantenerse al frente del diezmado sindicato ferroviario, Flores contribuyó eficazmente al desmantelamiento de Ferrocarriles Nacionales de México y no ha defendido, más que en su provecho, el patrimonio inmobiliario que mal maneja el órgano liquidador de aquella empresa pública.

Flores fue diputado priista, pero ha buscado adecuarse a los nuevos tiempos. Puso dinero para fundar el Partido Liberal Mexicano, que alcanzó registro y participará en los próximos comicios (y cuyo presidente, Salvador Ordaz Montes de Oca, será senador antes de que su partido haya recibido un solo voto, como suplente del senador petrolero Ricardo Aldana, en trance de ser desaforado). Flores quizá utilizó para esa empresa política fondos de Previsión Obrera, una mutualidad que disolvió en el 2000 no sólo sin rendir cuentas sino haciendo que trabajadores ferrocarrileros que protestaban por aquel atentado a sus intereses fueran golpeados de modo inmisericorde.

En su readaptación (sólo política) Flores también buscó aproximarse a Fox. Lo intentó cuando el ahora Presidente no había asumido aún sus funciones, en el hotel Fiesta Americana, con la ansiedad de un político principiante (que no es, pues desde 1995 encabeza su sindicato). Y lo ha conseguido ahora, sin que haya justificación alguna para el apadrinamiento presidencial, pues el Gobierno ni siquiera es patrón de los ferrocarrileros. Fox y Flores han sellado una alianza de interés recíproco, que avala conductas contrarias a la transparencia y la libertad sindical y hace que el Presidente se asemeje también en este punto a sus antecesores priistas.

Es mucho más trascendente, sin embargo, el otro acto de complacencia con el corporativismo sindical, practicado en este caso por la...

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