Plaza Pública/ Política y educación

AutorMiguel Angel Granados Chapa

El jueves 8 esta columna se tituló "Educación y política". Hoy esas mismas palabras aparecen invertidas, en vista de que en la firma del Compromiso social por la calidad educativa, motivo de aquel texto, se sobrepuso la política a la educación.

Durante la visita del Papa, la presencia del presidente Fox y otros funcionarios en actos de culto público, prohibida por la ley, fue presentada como el fin de la simulación. En la ceremonia del jueves pasado, a diferencia de lo ocurrido en aquella semana de devoción pontificia, sí se puso fin a la simulación. Se dejó de fingir que la profesora Elba Esther Gordillo es, en el SNTE, sólo la presidenta de la comisión política. Se admitió sin ambages que es la jefa real de ese sindicato. Y más todavía, el propio presidente Fox reconoció que sin ella no habría sido posible arribar a ese Compromiso.

Diez años atrás ella hizo posible también el acuerdo para la modernización de la enseñanza. Entonces ocupaba formalmente el liderazgo magisterial, posición que no ha dejado nunca, aunque se parapetó para ejercerlo detrás de ya tres sucesores formales suyos. En aquel momento la profesora Gordillo tenía sólo un poder vicario: el presidente Salinas se lo había conferido para desmantelar el cacicazgo de Carlos Jonguitud. Pero no transcurrió mucho tiempo sin que la maestra lo reconstruyera en su provecho y para ejercerlo directamente. En la condición surgida de ese proceso de acumulación de poder fue convocada y reconocida en la firma del Compromiso Social por la Educación.

Sin su influencia el SNTE se hubiera rehusado a admitir algunas de las pocas innovaciones que contiene el nuevo pacto educativo. Inevitablemente, el documento recoge la retórica con que se envolvieron los planes relacionados con la educación a lo largo de sexenios enteros. Y si bien se plantea objetivos nuevos, poco hay que examinar en él mientras sus postulados no se conviertan en hechos. En cambio, tiene importancia el que se hayan establecido pautas para el ingreso y la promoción del magisterio, y para la evaluación del sistema educativo nacional.

Todavía será preciso incorporar esas normas a las condiciones generales de trabajo suscritas entre el SNTE y la SEP, pero ya se abrió paso, al menos fue enunciada, la necesidad de que las plazas magisteriales se asignen por examen de conocimientos, y que las tareas de dirección y supervisión sean desempeñadas por quienes ganen concursos de oposición.

Cumplir esa parte del compromiso supondría una...

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