Plaza Pública/ Montemayor y la PGR

AutorMiguel Angel Granados Chapa

La lentitud es la marca de la casa en la Procuraduría General de la República. Cuando está por iniciarse el decimoctavo mes de la presente administración, apenas fue presentado el programa con que esa dependencia cumplirá el Plan nacional de desarrollo. Y como los responsables de esa agencia quizá pertenecen al género de funcionarios que, como el presidente Gerald Ford -según un chiste demócrata- no pueden aplaudir y mascar chicle al mismo tiempo, mientras era preparado el programa asuntos de gran relieve que son de su incumbencia parecen haberse quedado varados.

Por lo menos, desde hace un mes la PGR hizo mutis en el caso del desvío de fondos de Pemex al sindicato petrolero y de sus cajas a las del PRI. Concluyó entonces el arraigo al que durante tres meses estuvieron sujetos otros tantos indiciados que confesaron haber trasladado poco menos de 600 millones de pesos a las arcas del entonces partido gobernante, a mediados del año 2000. Y desde entonces la Procuraduría federal salió de la escena. No se han producido las consignaciones resultado de la averiguación previa que a lo largo de casi 100 días realizó el Ministerio Público federal. El propio presidente de la República ha anunciado que "ya merito", es decir dentro de poco tiempo se darán los pasos procesales subsiguientes. Y cada día se cree, como hoy, que es inminente la solicitud o la expedición de órdenes de aprehensión. Pero no pasa nada.

Ha tenido que ser el señalado como principal involucrado en el desvío de fondos, quien hizo volver el asunto a los medios de información. Desde un lugar ignorado por la autoridad, probablemente Canadá, el ex director general de Pemex Rogelio Montemayor se apersonó (es un decir formal, por supuesto) de nuevo en las averiguaciones. Lo hizo el 15 de abril y una semana después notificó el hecho a la prensa. Insiste en su postura inicial sobre la legalidad de los convenios a través de los cuales trasladó mil 580 millones de pesos al sindicato petrolero.

Pero su argumentación contiene ahora un ingrediente nuevo, que suena a amenaza. Sin que en los pactos suscritos por Montemayor con el ahora diputado Carlos Romero Deschamps aparezca ninguna noticia al respecto, según el ex director general esos arreglos significaron una negociación muy ventajosa para la empresa pública que dirigió después de sus seis años de gobernador en Coahuila. Las finanzas de Pemex se lastimarían, asegura Montemayor, si se echaran abajo los convenios, que fueron legalmente...

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