PLAZA PÚBLICA / Javier Herrera Valles

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

En un boletín que pretende informar sobre un mero trámite ministerial, el martes pasado la PGR informó que "el día de ayer fue presentado Javier Herrera Valles ante... la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), en virtud de una orden de localización y presentación girada" por un fiscal federal. El comunicado agrega que Herrera Valles "comparece ante la autoridad ministerial para manifestar lo que a su interés jurídico convenga ante imputaciones que lo relacionan con la recepción de pagos para proteger actividades delictivas de integrantes de grupos de la delincuencia organizada durante su desempeño como mando de la Policía Federal Preventiva".

La realidad que esa información oficial buscó ocultar es que Herrera Valles fue detenido por la fuerza la noche del lunes 17, sobre la calle de Balderas, cuando el vehículo en que viajaba en compañía de su hijo Eduardo fue interceptado y él subido por la fuerza a una patrulla donde se le golpeó con tal contundencia que tiene lesionada una costilla, según constancia oficial.

El 21 de noviembre Herrera Valles fue declarado bajo arraigo por 40 días, que cumplirá en una suerte de cárcel ilegal establecida por la PGR en la colonia de los Doctores de la Ciudad de México, en donde se encuentra preso también su hermano Arturo, mando de la propia Policía Federal a quien se acusa igualmente de nexos con el narcotráfico. Javier Herrera Valles será también vecino en ese ambiguo sitio de reclusión de Gerardo Garay, que apenas el 10 de octubre, en su carácter de comisario interino de la PFP, encabezó la comisión de honor que expulsó de esas filas a Herrera Valles, y ahora padece arraigo por señalamientos similares a los imputados a su víctima de entonces.

Javier Herrera Valles perteneció por décadas a la Policía Federal de Caminos que en 1999 fue absorbida por la Policía Federal, en la que llegó a ser coordinador de seguridad regional, cargo del que fue destituido el 20 de febrero pasado, en coincidencia con el envío de una carta al presidente Felipe Calderón en que denunció irregularidades e insuficiencias graves atribuidas al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Ante el silencio de la casa presidencial, Herrera Valles remitió una segunda carta en mayo, que tampoco mereció acuse de recibo. Supo, sin embargo, que García Luna conocía esos documentos, y se declaró desde entonces víctima de un hostigamiento que culminó con su detención y declaratoria de...

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