Plaza Pública/ Nazar Haro

AutorMiguel Angel Granados Chapa

INTERROGADOR FEROZ, MIGUEL NAZAR HARO resultó un blando interrogado. Su precaria salud se resintió el jueves 6, cuando finalmente acudió a los citatorios de la fiscalía especial que investiga la guerra sucia, ese oscuro episodio de nuestra historia de que el entonces jefe de la Policía política fue protagonista, aunque finja ignorar de qué se trata. Antes de que la diligencia se interrumpiera por consideración a sus males, alcanzó a proclamar su inocencia. Imposible creerle.

El primer agente que encabezó la Dirección Federal de Seguridad sin haber pertenecido a su pie fundador o al Ejército, y habiendo hecho carrera en ella, fue precisamente Nazar Haro. Llegó al cargo máximo, igual que había escalado posiciones anteriores, por su eficacia basada en la crueldad. Organizó el espionaje a grupos de izquierda, en los años 60, lo que lo aproximó a los servicios de inteligencia norteamericanos.

Como subdirector de la DFS creó la brigada blanca, una cáfila de delincuentes reclutados entre las fuerzas armadas civiles y militares. Su par entonces fue el ahora General de división Francisco Quiroz Hermosillo, sentenciado por delitos contra la salud y procesado por la desaparición y homicidio de decenas de personas. En estricto paralelismo, suerte semejante tendría que depararle la ley al antiguo director federal de seguridad, cargo de que se fue sin gloria, sometido a una averiguación penal en Estados Unidos, de cuyos efectos lo libraron sus servicios de represor.

Desde simple agente Nazar Haro fue un entusiasta perseguidor de disidentes. Su ánimo se redobló cuando los opositores tomaron las armas. Los combatió encarnizadamente, sin escrúpulos, sin límites. Participaba directamente en los interrogatorios. Menudean los testimonios sobre su actuación. Ya ponía una pistola sobre la sien de un detenido, ya abofeteaba a otro. A uno más lo hacía tragar excremento. Ordenaba la desaparición de personas vivas y muertas, la simulación de ejecuciones o realizarlas de verdad. Con esos méritos ascendió a la dirección de la Policía política. Lo impulsó al cargo Javier García Paniagua, ascendido a subsecretario desde la propia DFS, que admiraba y desdeñaba al Secretario de Gobernación, el jefe de ambos, Jesús Reyes Heroles, porque "no sabía matar". Fingía, al decirlo, trazar una metáfora, la del torero poderoso con el capote y las banderillas pero que falla en el último tercio, con la espada en la mano.

Menos de un año dirigió Nazar la DFS mientras Reyes Heroles fue...

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