Plaza Pública / Morir en Morelos

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Braulio Paredes Núñez fue asesinado a los 18 años de edad. Apenas es posible imaginar el corrosivo dolor que padecen sus padres desde aquel Día de Muertos en que su hijo fue baleado en el pecho y perdió la vida. Pero su pesadumbre aumentó el 3 de mayo, cuando el homicida fue absuelto y dejado en libertad. Los atosiga aún más la posibilidad de que haya sido el dinero, y no la aplicación del derecho, lo que permitió salir de la cárcel a quien mató a su muchacho.

Con amigos y compañeros de escuela Braulio viajó a Temixco, en las inmediaciones de Cuernavaca al finalizar octubre de 2002. En casa de uno de ellos, en el fraccionamiento Burgos, pasarían los días siguientes. Pero poco después de las ocho de la noche Braulio y José Pedro Sarquís se trenzaron en una discusión enojosa. El segundo estaba acompañado por sus guardaespaldas Juan Carlos Zanatta Ruiz y Raymundo Arévalo Linares. El primero de ellos, al rendir su declaración ministerial, narró que después del desencuentro, y tras volver de hacer una compra en un establecimiento cercano, Sarquís le ordenó entregarle la pistola que llevaba consigo. Aun le anunció que la usaría contra Braulio Paredes, lo que el guardaespaldas no creyó, "porque así se hablaban". Conforme a ese testimonio, Sarquís se habría colocado el arma en la cintura y enseguida la sacó de allí para usarla contra Paredes.

Asustados por lo ocurrido, los amigos de la víctima y el victimario resolvieron lavar el cadáver, para eliminar los pormenores de la agresión, por lo cual demoraron en llamar una ambulancia. Uno de los paramédicos que atendió la emergencia declaró su sorpresa de que el cuerpo no presentara huellas de sangre, anomalía que más tarde sería explicada por la jueza Guillermina Jiménez Serafín con base en especiosos razonamientos periciales.

Todos los muchachos se fueron del lugar inmediatamente. El 5 de noviembre volvieron y se presentaron ante el Ministerio Público, que inició una lentísima averiguación previa. Tan demorada fue la investigación, que apenas el 8 de julio, ocho meses después del homicidio se solicitó y obtuvo el arraigo, durante 30 días, de 10 personas presentes en el lugar de los hechos. El 23 de ese mes se tomó declaración a los arraigados. En el acta correspondiente, el agente del Ministerio Público hace constar que "no fueron maltratados, no presentaron lesiones, preguntándoles de igual manera a los arraigados que si habían sido objeto de maltrato y me contestaron que no, que todo estaba bien...

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