Plaza Pública / Mineros, como hace un siglo

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Pronto, el 1 de junio, hará un siglo de la huelga minera de Cananea -reprimida expedita y brutalmente-, uno de los hitos de la Revolución mexicana, según coinciden la historiografía radical y la gubernamental. La movilización de los mineros del cobre obedeció a la explotación de que era objeto la mano de obra en la empresa propiedad del tristemente célebre William D. Greene. Una centuria más tarde, los yacimientos cupríferos de la región son explotados por una filial del Grupo México, un poderoso consorcio que posee también la empresa Industrial Minera México, en cuya mina número ocho, llamada Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, región carbonífera de Coahuila, están atrapados desde hace exactamente una semana 65 trabajadores.

Si los estallidos y derrumbes ocurridos en las primeras horas del 19 de febrero resultaran del azar, fueran hechos fortuitos como los que a veces modelan las vidas humanas, y las destruyen, habría que poner el acento sólo en el rescate de las víctimas, tarea que se emprendió desde luego, el domingo mismo, está en este momento suspendida y quizá se reanude en las próximas horas. Así lo anunció ayer sábado el Presidente Fox que tuvo que salir al paso de la confusión creada por un anuncio hecho la víspera por su enviado al lugar de la tragedia, el Secretario del Trabajo Francisco Xavier Salazar. El pobre desempeño del funcionario durante los días en que se mantuvo al frente de las labores de rescate lo llevó a un diferendo con el Gobernador Humberto Moreira -también presente en la boca de la mima toda la semana- y sobre todo con los deudos de los trabajadores atrapados y probablemente muertos.

Conforme pasaron los días, la angustia de los familiares que esperaban noticias sobre los suyos, y aun verlos salir vivos de los túneles se fue trocando en exasperación. Ante los medios de información que acudieron desde el domingo mismo a la mina, se expusieron informes e impresiones sobre las condiciones de seguridad laboral, la rudeza de las faenas, la exigua paga semanal. El jueves alguien quiso contrastar el monto de los salarios de los mineros atrapados en la entraña de la tierra con el del Secretario del Trabajo, a quien preguntó cuánto ganaba. Seguramente por rubor, el funcionario rehusó decir el monto, superior al que obtienen 100 mineros. Hubiera podido eludir la respuesta, aduciendo que no era ése el tema. Pero incurrió en la insensibilidad de informar que la cantidad podía ser consultada en la página de internet de...

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